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TEXTO IRREVERENTE | FUE CARNICERÍA - Lo sucedido el fin de semana en Texistepec superó los términos de homicidio doloso de la terminología formal y 'ejecución' si se atiene al argot criminal. Y ridiculizó las denominaciones...

Lo sucedido el fin de semana en Texistepec superó los términos de homicidio doloso de la terminología formal y 'ejecución' si se atiene al argot criminal. Y ridiculizó las denominaciones de "hechos aislados" y "sucesos extraños"...

Por Andrés Timoteo

FUE CARNICERÍA
Lo sucedido el fin de semana en Texistepec superó los términos de homicidio doloso de la terminología formal y 'ejecución' si se atiene al argot criminal.

Y ridiculizó las denominaciones de "hechos aislados" y "sucesos extraños" que ha acuñado la gobernante en turno Rocío Nahle para tratar de minimizar la ola de violencia que azota a Veracruz bajo su gestión.

El asesinato Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena a la alcaldía y otras cuatro personas durante un mitin de campaña la noche del domingo encaja en la definición de masacre, según la Clasificación Internacional de la Oficina de las Naciones Unidad contra la Droga y el Delito (UNODC):
"Se entiende por masacre el homicidio intencional y simultáneo de 3 o más personas en estado de indefensión en iguales circunstancias de tiempo, modo y lugar, por el mismo autor y que se distingue por la exposición pública de la violencia".

La palabra masacre viene del francés medieval 'maçecre" que significa carnicería, de ahí que los ingleses la llamen 'butchery'. Entonces, lo que pasó en Texistepec fue una carnicería.

Es grave que hayan matado a la candidata, pero más lo es el mensaje. No fue un ataque preciso y dirigido concretamente a la política sino que agredieron a la masa, a la gente.

Fue un acto contra el pueblo, los civiles -cuatro de ellos están muertos y otros heridos- para sembrar el terror.

¿Quién se va animar ahora en Texistepec a ir a otro mitin de campaña?

La muerte de ciudadanos es, por supuesto, un acto de terrorismo en pleno proceso electoral.

Nahle enfrenta su masacre más abierta, directa, exhibida al instante en redes sociales, y que además tiene los ingredientes electorales y partidistas que denotan la debilidad de su gobierno para proteger siquiera a los suyos mientras que los delincuentes al saberse impunes no reparan en atacar a candidatos y a la muchedumbre.

Y ya es el segundo candidato -y de su mismo partido- que le matan.

El primero fue Germán Anuar Valencia Delgado, contendiente en Coxquihui, asesinado a tiros el primer día de campaña, el 29 de abril. La diferencia es que el atentado contra el coxquihuiense fue preciso y solo contra él, y en el de Texistepec fue contra la candidata y la multitud.

Para tener una idea de la intención se debe reparar en que el ataque fue perpetrado por al menos diez sicarios, no dos como en Coxquihui y que a Yesenia Lara además le desfiguraron el rostro porque la mayoría de disparos fueron dirigidos a esa parte de su cuerpo. Eso, en los códigos criminales, también es un mensaje.

En las horas siguientes a la masacre corrió la versión de que el posible autor intelectual del ataque así como del conflicto violento por una mina de azufre sucedido el 3 de mayo es un caciquillo al que apodan "El Chivo" quien también desafía al congreso local al obligar a la renuncia de casi todos los miembros del cabildo de Sayula de Alemán.

Ahora el tipo le habría mandado un mensaje duro y directo a la zacatecana Nahle matando a la candidata de su partido como presión para que le conceda sus pretensiones, entre ellas también controlar el ayuntamiento de Texistepec. ¿Será posible?, ¿Se dejará la riograndeña o ya se dejó? No hay quien enchiquere al caprino.

ROJO SANGRE

La gobernante en funciones se encuentra acorralada por las circunstancias que de enero a la fecha había tratado de negar. Ayer, tras la carnicería de Texistepec tuvo que recular en todo y reconocer la gravedad de la situación de violencia en el estado.

Vaya, hasta tuvo que desmentir a su secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, quien repetía que en la entidad no habían 'focos rojos'.

Ya se les curó el daltonismo.

Nahle no solo los reconoció sino que indicó que haya 32 de ellos -se entiende que en el mismo número de municipios- y hasta pidió auxilio a la federación, lo que en gobernanza significa que no puede con el paquete de pacificar o al menos garantizar un proceso electoral sin que siga la matanza de candidatos y ciudadanos.

Es bueno que reconozca sus taras, pero ahora lo difícil será que las corrija porque ni a ella ni a su desaparecido secretario de Seguridad, el defeño Alfonso Reyes, se les ve voluntad.

Reyes ahora mismo es el gran ausente en esta etapa comicial.

Y claro, como está acorralada pues Nahle aprovechó la circunstancia para culpar sesgadamente a los opositores de lo que sucede.

Afirma que ellos, a diferencia de Morena, no pusieron filtros para evitar la postulación de candidatos ligados al crimen.

¿Los están responsabilizando de los crímenes de Texistepec y Coxquihui, y de las amenazas y renuncias de casi 400 participantes?

Así parece, pero los acontecimientos no cuadran, ¿por qué la sangre derramada hasta el momento es guida y el contexto de la misma también es guinda?

Por lo pronto en Texistepec y Coxquihui hay pánico generalizado y, según la mandataria, también lo habría en otros treinta municipios.

Para cerrar la hipérbole de violencia, entre el fin de semana y ayer hubo una veintena de asesinados a parte de los de Texistepec: desmembrados, baleados, embolsados, entambados y lo que se sume.

¿Pues no que ya se les había acabado la fiesta?

*Envoyé depuis Paris, France.