Por: Noemí Valdez
Reportera de Notiver
El veracruzano Dante Delgado Rannauro, dejó este jueves la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano.
El fundador del partido naranja, dejó en su lugar a Jorge Álvarez Máynez quien dijo que la línea de acción es consolidar las tareas que inició Delgado Rannauro.
Dante Alfonso Delgado Rannauro, tiene 73 años, es abogado, diplomático y político mexicano.
Fue gobernador interino de Veracruz, Embajador de México ante Italia, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano y desde 2018 es coordinador de bancada de ese partido en el Senado de la República.
En su discurso, dijo que, desde hace seis años, advirtió que, si no se corregía el rumbo, el país tendría que enfrentar una tragedia democrática, política y social.
“Hoy la estamos viviendo”.
Recordó aquellas cartas que dirigió al ex presidente López Obrador, donde “señalamos los graves errores que estaba cometiendo, le advertimos de las funestas consecuencias de sus decisiones, le pedimos recapacitar por el bien de México, le dejamos claro que, si insistía en seguir por el camino del retroceso, nos tendría enfrente y actuamos en consecuencia. Lamentablemente, no nos escuchó. Andrés Manuel decidió ser líder de partido y no presidente del país. Insistió en no escuchar y mantenerse firme en su decisión de llevar a México de vuelta a un pasado ominoso, retrógrada, autoritario y antidemocrático”.
Dante Delgado, dijo que AMLO decidió ultrajar al Poder Legislativo. Decidió socavar la autonomía del Poder Judicial.
Decidió adueñarse o desaparecer a las instituciones que pudieran hacerle contrapeso.
Cumplió con su promesa de “mandar al diablo a las instituciones”, y fortaleció al mismo régimen que juró combatir.
Las consecuencias no son menores: hoy México tiene un Poder Legislativo sometido por una mayoría artificial, un Poder Judicial en proceso de desmantelamiento, un Instituto Nacional Electoral desprestigiado y un Tribunal Federal Electoral al servicio del poder.
Para Dante hay más cómplices de la situación del país, a los que señaló de haberse subordinado, entre ellos el Poder Legislativo, el Poder Judicial; el Tribunal Federal Electoral y los partidos de la vieja política quienes dijo que cayeron “en la trampa del presidente, hicieron lo que él esperaba: una coalición destinada al fracaso. Se limitaron a garantizar cargos para sus dirigentes, con el único propósito de mantener privilegios e impunidad”.
