
SE AMARTINÓ
Por Andrés Timoteo
El choapense Esteban Ramírez Zepeta se amartinó. Sí, le está copiando el estilo al rector de la Universidad Veracruzana (UV), Martín Aguilar, pues también quiere quedarse a la fuerza en la dirigencia estatal de Morena.
Igual que aquel, Ramírez dice que no se va, no se va y no se va, y háganle como quieran.
Esto a pesar del desastroso resultado en los comicios municipales en los que el guinda perdió un millón de votos y ni siquiera pudo ganar un centenar de alcaldías.
Es más, el retrato de su gestión al frente de Morena es que el partido por sí mismo apenas obtuvo 13 ayuntamientos.
Y ahora que ya se comienzan a escuchar voces que al interior del partido demandan una evaluación autocrítica y sugieren el relevo del comité estatal, Ramírez Zepeta se defiende 'como gato bocarriba'.
De entrada la tomó contra el senador Manuel Huerta quien ha cuestionado su desempeño.
Ramírez recurre al viejo truco de querer desprestigiar al crítico para que la opinión pública no tome en cuenta sus señalamientos.
Dice que Huerta quiere poner un Yunes en su lugar.
Pero lo que se sabe es que Ramírez y su séquito inmediato que lo cobija -Juan Gómez, Zenyazen Escobar, Eleazar Guerrero, Sergio Rodríguez, Tania Carola Viveros y Dorotea García que son algo así como la "Junta de Gobierno" del cuitlahuismo postsexenal- pretenden retener la dirigencia estatal hasta finales del 2027.
Saben bien que su corriente política se irá debilitando con el paso del tiempo y conforme los nuevos actores nahlistas conquisten espacios.
Por eso necesitan a Ramírez en el cargo para asegurarse posiciones electorales dentro de dos años y darán batalla para mantener la directiva del partido.
Con eso también le jugarán en contra a la actual gobernante Rocío Nahle como lo hicieron en el proceso electoral reciente.
No la quieren como jefa política y mientras ella se debilite como operadora ante el altiplano más posibilidades tienen ellos de retener las trincheras que aún ocupan.
Amartinado, pues, Ramírez Zepeta se aferra con uñas y dientes.
Anda muy 'gallito' porque su 'junta de gobierno' lo respalda.
SON QUINCE
Un acucioso lector, Don Héctor -dice que se desayuna con NOTIVER e incluso durante el transcurso del día relee algunas notas y columnas-, nos hizo llegar dos precisiones sobre el texto del sábado en torno a las mujeres que han sido presidentas en América Latina.
Son quince, once ya ejercieron el cargo y cuatro que están en funciones, como bien lo dice.
La que se omitió -se ofrece una disculpa a los lectores- fue Jeanine Áñez Chávez de Bolivia quien gobernó de manera interina del 12 de noviembre del 2019 al 7 de noviembre del 2020 y es precisamente la onceava mujer empoderada de la lista.
Áñez sustituyó a Evo Morales luego de que fue defenestrado y echado del país.
Antes de ser política, ella era presentadora de televisión y al momento de la crisis se desempeñaba como vicepresidenta del Senado.
De ahí brincó a Palacio Quemado -la sede presidencial- que volvió a usar pues Morales lo inhabilitó como sede del poder ejecutivo y construyó otro edificio al que nombró Casa Grande del Pueblo.
Ajá.
Tras un año de gobierno hubo elecciones y ganó Luis Arce, entonces incondicional de Evo Morales -ya se pelearon y ahora Arce lo proscribió para competir otra vez por la presidencia-, quien la encarceló por los delitos de incumplimiento de deberes legales y resoluciones contra la constitución.
Está sentenciada a 10 años de prisión, pero su caso es un escarmiento político por ocupar la sede del poder cuando se la quitaron a Morales, el jefe de la pandilla partidista de ese momento.
Segunda anotación. Dina Ercilia Boluarte Zegarra gobierna Perú, por descuido no se puso el nombre del país.
A ella la apodan "Dina Balearte" por la represión que ordenó en el 2021 contra la gente que pedía la liberación de Pedro Castillo, el presidente destituido y encarcelado.
La policía mató a 49 manifestantes.
Otros la motejan "Dina Bellearte" por su "arte de fingir y embellecerse con cargo al erario".
En el 2023 se ausentó durante doce días sin notificar al congreso ni poner un funcionario a despachar en su nombre.
No lo hizo por temor a provocar el enojo colectivo y que el pueblo exigiera su destitución corriendo la misma suerte que su antecesor.
En ese lapso, Perú estuvo sin titular del Ejecutivo y cuando la prensa cuestionaba a sus funcionarios estos solo daban evasivas.
Lo máximo que llegaron a decir fue que Boluarte estaba ocupada en asuntos de alta seguridad nacional que requerían de su tiempo completo.
Luego se supo que estuvo internada en la clínica Cabani donde le practicaron cuatro cirugías estéticas.
Le realizaron una rinoplastia a fin de que tuviera nariz griega y no una chata de 'cholo' como les llaman a los 'nacos' por allá.
También le retiraron grasa del abdomen para moldearle una 'cinturita de avispa' -no lo lograron y en los 'memes' se pitorrearon a gusto- y le inyectaron grasa y ácido hialurónico en el rostro para desvanecerle 'patas de gallo', ojeras y otras arrugas.
Ese era el asunto de alta seguridad nacional, ¿cómo la ven?
Servido Don Héctor y gracias por su observación.
*Envoyé depuis Paris, France.