
La cúpula dorada
Por FÉLIX CORTÉS CAMARILLO
Me parece que a unos siete días de haber asumido por segunda vez la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump dio instrucciones a sus capitostes de la defensa de su país, para que encargaran el diseño y la realización, antes de que su período al mando terminase en enero de 2029, de la “Cúpula Dorada”.
Estoy hablando de un proyecto total de defensa, para proteger al territorio continental de los Estados Unidos en contra cualquier ataque de armas de cualquier tipo, provenientes de cualquier orígen, ya fuese terrestre, marítimo, aéreo o espacial.
El costo adivinado antier por el pelipintado, era de 170 mil millones de dólares; pero eso es bicocfrene al costo real.
La idea fue inspirada en lo que hizo Israel, que actualmente lo usa con el nombre de Iron Dome.
Un sistema que detecta y destruye antes de que hagan impacto, todos los misiles, cohetes, pedradas, bombas, granadas o perdigones que viajen rumbo a Tel Aviv y sus sucursales.
La Cúpula de Acero defiende con eficacia la tierra que alguna vez fue llamada santa, de los ataques que sus primos hermanos sirios, libaneses, palestinos y tribus que les acompañan lanzan un día sí y el otro también.
Todo esto lo diseñó Rafael Advanced Defense Systems, e Israel Aerospace Industries, con la asistencia de Raython, empresa norteamericana.
Ahora, vamos a América: imaginémos la cúpula de oro como una enorme tapadera invisible que cubre la Unión Americana como si fuese un exquisito pavo al horno llegando a la mesa.
Dispositivos inimaginables detectan la cercanía de los disparos enemigos y, antes de que lleguen a su destino, los hacen explotar en el aire.
Muy bien, así funciona la cúpula de acero en Israel.
La diferencia es, además de los enormes costos, operativa.
La cúpula de acero consiste en una serie de unidades detectoras de explosivos que se acercan a una zona determinada; Jerusalen, Tel Aviv, Haifa, Nazaret o Beerseba.
El detector le avisa a unas Katiushkas que están al lado, para que disparen ipsofacto.
A disparos hechos de una distancia de cuatro a 70 kilómetros.
Ciudades protegidas.
22 mil kilómetros cuadrados que tiene Israel en el teritorio que ocupa.
De los yunaites ni hablamos.
Son un poco más grandes.
La cúpula de oro cuenta, desde luego, con un sistema de satélites militares de defensa que va a proporcionar, adivinen quién.
Para proteger todo el territorio de los Estados Unidos.
MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas):
Para de hoy en adelante, como marcó línea mi querido Armando Fuentes Aguirre en el caso del Peje, hasta el último día de mayo este epígrafe seguirá siendo el mismo.
Por si se les ha olvidado, Caton todos los días en su columna, publicó que un voto a favor de Morena era un voto en contra de México.
A propósito de los comicios de junio primero, la mexicana autoridad espuria reconoce desde ahora que la participación del electorado mexicanuestro en la farsa para integrar el poder Judicial al Ejecutivo, llegará acaso al veinte por ciento del padrón.
A mi juicio, la abstención es una manifestación política confusa; a fin de cuentas un voto no emitido se asume como una apatía que apoya al sistema.
Callar es conceder.
Yo acudiré a mi casilla, pero voy a anular mis votos, cruzando de esquina a esquina todas las boletas que me entreguen.
Ese será un voto de repudio clarísimo.
A eso invito.