
Por Andrés Timoteo
TIEMPO DE CARNAVAL
En todo el mundo es tiempo de carnaval menos en Veracruz donde desvirtuaron la fiesta para convertirla en un simple festival de verano.
De haberse conservado conforme a la tradición del calendario judeo-cristiano, hoy el puerto estaría en el jolgorio y el relajo.
Y, vaya, hasta se hubiera quemado en la hoguera al anaranjado Donald Trump, el villano del momento, para exorcizar al Mal Humor, ¿no creen? Pero no, todos carnavalean menos los jarochos.
Ojalá que la próxima autoridad municipal -que todo hace suponer será morenista- devuelva al pueblo porteño su fiesta que le arrebataron.
Río de Janeiro, Venecia, Tenerife, Barranquilla, Oruro, Colonia, Nueva Orleans, Niza y hasta Mazatlán, ¡hay fiesta por doquier!
Por cierto, hasta hace tres años algunas agencias de viaje españolas ponían al puerto de Veracruz entre los diez destinos carnavalescos imperdibles, pero ya lo eliminaron de la lista.
Pero que los jarochos no se depriman porque tienen una joya de color y sincretismo cerca, en Actopan: el Carnaval de Coyolillo que mezcla tradiciones indígenas, europeas y africanas. Esta fiesta de tres raíces comienza mañana 2 de marzo y termina hasta el 9.
A propósito, la duda salta y es obligatoria, ¿porqué no lo promocionó la Secretaría de Turismo del estado?
Los bien enterados dicen que la gobernante Rocío Nahle no quiere saber nada de negritud porque le recuerda a su exprotegido, el malagradecido y traidor Patrocinio Cisneros.
¡Bonito desfiguro! Ahora los pueblos afromestizos son enemigos de la zacatecana como en el tiempo de las castas.
Y pagan justos por pecadores, dirían en la Biblia.
Allá ella y sus fobias étnico-político-culturales, por lo pronto el Carnaval de Coyolillo resiste y persiste honrando el ejemplo de los ancestros que, esclavizados, llegaron de África hace siglos.
"Fuimos inventando fórmulas de renacimiento. Nos hicimos cimarrones, nos hicimos insurgentes, nos hicimos guerrilleros, nos hicimos revolucionarios, nos hicimos independientes, nos hicimos refugiados. Y siempre fuimos avanzando cada día con toda la carga de la historia nuestra, reapareciendo donde menos nos esperaban", escribió en 1994 el sacerdote y expresidente haitiano Jean Bertrand Aristide.
Y hoy, para lujo de Veracruz, son jarochos y carnavaleros en Coyolillo.
Y DE CASANOVA
En Venecia, el carnaval comenzó el 14 de febrero como una excepción por ser el Día del Amor y que este año la fiesta está dedicada al duque y escritor Giacomo Girolamo Casanova, conocido históricamente como Casanova, quien acumuló 132 conquistas románticas y eso le valió que su apellido sirva para adjetivar a los galanes infieles y 'pica-flores'.
"Il tempo di Casanova”, es el eslogan de la edición 2025 del Carnaval de Venecia la cual ahora mismo está colapsada por la ola de turistas.
Los pasados 23 y 24 de febrero cuando se realizaron el tradicional 'Il volo dell’angelo' (El Vuelo del Ángel) en la Plaza San Marcos y los primeros desfiles acuáticos llegaron 150 mil personas que la desquiciaron. ¿Se imaginan lo que pasará este fin de semana?
La fiesta veneciana se adelantó al impuesto que la ciudad aplicará a partir del 18 de abril a todos los visitantes a fin de reducir el turismo masivo e invasor.
Cada uno pagará 10 euros -213 pesos- por día en la ciudad.
¡Ya no quieren tanto turista!
UN MEXICANO EN VENECIA
Los que hayan tenido el privilegio de visitar Venecia en tiempo de carnaval confirmarán lo descrito por el cubano-francés Alejo Carpentier en su novela "Concierto Barroco" (1974) en la que narra el viaje de un mexicano rico a esa ciudad donde, disfrazado de emperador azteca, arma barullo al no estar de acuerdo con el contenido histórico de la ópera "Moctezuma" del compositor Vivaldi estrenada allí en 1733, en el Teatro Sant'Angelo.
Carpentier cuenta de los antifaces, las plumas, los trajes, el charol, el maquillaje, las góndolas, la lentejuela, los abanicos de seda y todo lo que hace que Venecia tenga uno de los carnavales más hermosos del orbe.
Muy cierto, esos abalorios y los escenarios hacen que el visitante viaje en el tiempo hasta la Belle Époque italiana.
La obra de Carpentier es divertida, aunque un poco densa. Nunca da el nombre del mexicano que se hace acompañar por un mozo negro al que contrató en Cuba, solo dice que vivía en una mansión de Coyoacán, que su barco partió de Veracruz y que era descendiente de españoles.
"Nieto de gente nacida en algún lugar situado entre Colmenar de Oreja y Villamanrique del Tajo e hijo de extremeño bautizado en Medellín, como lo fue Hernán Cortés".
Y en la 'Serenísima República' vive una aventura de francachela al lado de Filomeno, el mozo, con el que tiene un diálogo hilarante al final pues éste permanecerá unos días más en Europa.
"-¿Cuándo volverás a tu país?” -No lo sé. Por lo pronto, iré a París. -¿Las hembras? ¿La Torre Eiffel? -No. Hembras hay en todas partes y la Torre Eiffel ha dejado, desde hace tiempo, de ser un portento. Asunto para pisapapel, si acaso. -¿Entonces? -En París me llamarán Monsieur Philomène, así, con PH y un hermoso acento grave en la 'E'. En La Habana, sólo sería 'el negrito Filomeno'".
*Envoyé depuis Paris, France.