
Por Andrés Timoteo
¿DÓNDE ESTÁ MIGUEL?
El próximo martes se cumplirá un mes de la desaparición del periodista panuquense Miguel Ángel Anaya Castillo al que nadie, a excepción de sus familiares, busca.
Lo dejaron de ver el 13 de abril, pero la denuncia se las recibieron en la Fiscalía regional hasta el 18, cinco días después.
La fiscal general Verónica Hernández nunca activó los protocolos para localizarlo y ahora mismo no hay una sola diligencia para eso.
Ese su método para atender los delitos contra la prensa y más ahora que la gobernante en turno tiene animadversión hacía los periodistas, claro los críticos no sus lisonjeros.
Ella misma lo ha externado varias veces.
La última fue hace par de días cuando trató de desmentir el reportaje del diario Animal Político sobre el tráfico de influencias que hizo para favorecer a empresas de su yerno Fernando Bilbao que han recibido mil 200 millones de pesos en contratos con diferentes dependencias del gobierno federal.
La reacción de la zacatecana Rocío Nahle fue: "voy respetar el derecho a la libertad de expresión, siempre y cuando sea serio, responsable".
¿Y quién califica la seriedad y la responsabilidad de ese derecho? Solo los autoritarios y despóticos porque dicha garantía es universalmente inalienable e intocable aunque no guste su contenido.
Nahle es la antítesis de Voltaire quien dijo "podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo", frase que se convirtió en pilar de ese derecho y de la democracia en general.
A la gobernante no le gusta lo que se publica y amenaza conque no respetará a los periodistas.
Entonces, ¿qué les va a hacer?, ¿demandar, reprimir, detener, desaparecer o algo peor?
La palabras invocan, convocan y provocan lo decía el querido maestro de la Facico, Ignacio Oropeza.
Y si la cabeza del gobierno se muestra intolerante y agresiva contra los reporteros pues los funcionarios menores la imitan.
Así el alcalde morenista de Pánuco, Oscar Guzmán, autor de las amenazas y agresiones que Anaya Castillo recibía desde hace meses.
Al edil ni siquiera lo han llamado a comparecer. Anda feliz de que el reportero ya no esté publicando en su portal Pánuco Online y más contento porque el nahlismo le garantiza impunidad aparezca o no Miguel Ángel.
¿Y los de la partidista Comisión de Protección -risas- a Periodistas?
Siguiendo la línea de la zacatecana, ni les preocupa ni les ocupa del colega desaparecido.
Su presidente, su secretario y el resto de comisionados están dedicados a las campañas electorales como operadores mediáticos de Morena -solo más léanlos-. ¡Que van a tener tiempo para el compañero plagiado y para los otros periodistas agredidos!
Tanto la Fiscalía como la Ceap únicamente abrieron expedientes por la presión de organizaciones como Artículo 19, de lo contrario habrían ignorado al colega.
Ahora el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) con sede en Nueva York también exhibe la inacción de las autoridades.
"La desaparición de Miguel Ángel Anaya no solo evidencia los peligros aterradores que los reporteros mexicanos continúan enfrentando a diario, sino que también es un recordatorio contundente de que el gobierno mexicano sigue permitiendo que se ataque a los periodistas con impunidad", declaró Jan-Albert Hootsen, representante en México.
En un pronunciamiento el jueves pasado, el CPJ exigió:
"Las autoridades mexicanas deben hacer todo lo que esté en sus manos para localizar a Anaya, devolverlo sano y salvo con su familia y esclarecer si su desaparición estuvo relacionada con su labor como reportero".
Y remata que "varias llamadas a la presidencia municipal de Pánuco y a la comandancia local de policía no fueron respondidas".
Ante el pronunciamiento del CPJ, seguramente Rocío Nahle, Verónica Hernández, Tulio Moreno y Orencio Ramírez se están retorciendo a carcajadas.
Mientras tanto, la ausencia de Miguel Ángel será hoy el regalo de Diez de Mayo para su madre y su esposa.
MADRES Y BUSCADORAS
En esa torceduras crueles del destino, en Veracruz las madres además de amorosas, correctoras, soportes y proveedoras de los hogares ahora también son buscadoras de sus hijos desaparecidos.
Para muchas veracruzanas esa es su realidad en este Día de las Madres. Y la realidad debe asustar a todos.
Las cifras oficiales reportan más de 7 mil desaparecidos en la entidad y por lo tanto habría más de 7 mil madres despojadas.
Ahora si se consideran los datos de los activistas pues las madres veracruzanas en agonía por la desaparición forzada de sus vástagos serían más de 15 mil.
Esta catástrofe las ha obligado a agarrar el pico y la pala para ir a excavar la tierra a ver si localizan la tumba clandestina donde están su amados.
También a recorrer cárceles, hospitales, centros de tortura y entrenamiento, y otras sucursales del infierno.
Para ellas el mejor regalo en este día se llama esperanza. No va envuelto en papel colorido con lazos lustrosos sino forrado de perseverancia, solidaridad, acompañamiento, rabia, resistencia y andares, muchos andares para tratar de encontrar a los 'iris de sus ojos' que les arrebataron.
*Envoyé depuis Paris, France.