
CONFETI Y OCURRENCIAS
¿A quién creerle: a la dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, quien asegura que hay condiciones para elecciones tranquilas y seguras en Veracruz o a la gobernante estatal, Rocío Nahle, que reconoce 32 municipios en foco de violencia?
La federación acaba de mandar 3,500 elementos de la Guardia Nacional más otros 300 agentes de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República (FGR).
Entonces, algo no cuadra. Si Veracruz está en paz y los comicios serán armoniosos, ¿por qué blindarlo con miles de policías?
La señora Alcalde está aplicando la máxima de los cínicos: negar la fiesta aunque te encuentren confeti en los chones.
Sostiene que todo está en calma cuando hay al menos diez políticos asesinados en este proceso electoral, dos de ellos candidatos formales y, además, de Morena.
¿Cómo es eso? Los factores de la ecuación no concuerdan con el resultado que anticipa la dirigente morenista.
Y en al menos una docena de municipios tampoco hay campañas en terreno.
Los candidatos no salen por miedo a ser baleados, se limitan a colgar propaganda y a promocionarse en las redes sociales.
¿Cuál tranquilidad?
Para calmar el miedo, la líder guinda debió acudir a Texistepec y a Coxquihui para, además de dar el pésame a los morenistas locales, ofrecer una sensación de seguridad para los votantes.
¿Por qué no lo hizo? Solamente si fuera suicida se pararía en el sur veracruzano o en el Totonacapan, donde tampoco ha estado el dirigente estatal, Esteban Ramírez. Tontos no son, no se van a exponer a un tiroteo.
Nahle tampoco ha ido a ninguno de los municipios golpeados por la violencia contra sus candidatos.
Es más, ni siquiera como gobernante para actividades ajenas a lo partidista se ha parado por esos lares. Tampoco es tonta.
Ahora anuncia una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum para delinear las medidas de seguridad para los comicios que se celebrarán en trece días.
¡Al cuarto para las doce! Eso lo debió hacer mucho antes de iniciar campañas; ahora le agarraron las carreras por la matazón de candidatos.
También la zacatecana le pidió a la fiscala Verónica Hernández que se siente a revisar la currícula de los 212 candidatos a las presidencias municipales para ver si se coló algún maloso.
¿Cómo la ven? Todo a toro pasado, ya ni la burla perdona. Eso debió hacerse antes de otorgar candidaturas.
Los candidatos del crimen organizado -que los hay- andan imparables en campaña, ya casi la terminan y las boletas con sus nombres ya están impresas.
¿Qué puede hacer la tuxtleca Hernández? Solo violando la ley podría invalidad postulaciones, pero la pararían los tribunales.
No tiene la potestad constitucional para hacerlo.
Las candidaturas son un hecho consumado, los actores ya están registrados y en la contienda.
Legalmente la Fiscalía está maniatada.
Vaya, si a nivel federal no fue imposible cancelar las candidaturas de 26 personajes que buscan cargos judiciales a los que el Senado señaló de tener nexos con la delincuencia, ¿a poco creen que en Veracruz sí van a poder?
Para nada, lo dicho ayer por Nahle es una mera ocurrencia.
Una alharaca para salir al paso de un video difundido sobre un candidato en Nanchital, al que un grupo criminal lo ubica como operador de la banda rival.
En términos generales, la zacatecana declara por declarar sin reparar en la lógica y la facultad legales.
Es una ocurrente, pues.
PASITO VS. LA MARCHA
Lo que son las cosas, a pesar de que Durango es gobernado aún por el priismo y que se ubica dentro del llamado 'triángulo dorado' del crimen organizado -junto con Sinaloa y Chihuahua- las campañas municipales de ahí se han desarrollado sin mayor alarma que las descalificaciones entre los candidatos.
No han habido 'ejecuciones' de contendientes ni atentados terroristas contra la gente, ni cabezas en hieleras, ni embolsados, ni balaceras, ni amenazas, ni narco-videos.
Vaya, la violencia que más ha ponderado la prensa duranguense es la de género por las quejas de las mujeres que participan y no las invitan a los debates.
¿Pax Narca? Tal vez, pero recuerden que el Cártel de Sinaloa está en guerra interna, entonces esta debería extrapolarse a las elecciones.
¿Por qué no hay sangre derramada de políticos como en Veracruz?
La respuesta expone el nivel de descomposición en ambas entidades.
De los 39 municipios duranguenses, solo cinco están clasificados como de riesgo por la inseguridad para los comicios del primero de junio: Tamazula, Canelas, Topia, Otaéz y Mezquital.
Esto frente a los 32 municipios veracruzanos que el gobierno estatal reconoce como en 'foco rojo' por la violencia.
¿Qué pasa ahí? ¿La Bamba es más violenta que el Pasito Duranguense o qué? Bueno, no la Bamba porque ésta políticamente ya dejó de ser representativa de Veracruz, ahora es la Marcha de Zacatecas. Risas.
En resumen, a Durango lo envidian los jarochos, ya que pese a ser un territorio históricamente narco, su proceso electoral transcurre tranquilo, mientras que acá escurre la sangre.
El motivo del bajo nivel de violencia podría ser que a Durango todavía no ha llegado la "cuarta transformación".
¡Dichosos ellos!