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TIPS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA | DOLOR Y DUELO - “Conservarse sereno frente a una causa sombría y cuya justificación excede toda medida, no es cosa trivial…con todo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Nada se logra sin petulancia...

“Conservarse sereno frente a una causa sombría y cuya justificación excede toda medida, no es cosa trivial…con todo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Nada se logra sin petulancia. Un excedente de fuerza prueba la fuerza...

TIPS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA | DOLOR Y DUELO - “Conservarse sereno frente a una causa sombría y cuya justificación excede toda medida, no es cosa trivial…con todo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Nada se logra sin petulancia...

Por el Dr. Rafael Valentín Aguirre Meneses.

Dolor y duelo.

“Conservarse sereno frente a una causa sombría y cuya justificación excede toda medida, no es cosa trivial…con todo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Nada se logra sin petulancia. Un excedente de fuerza prueba la fuerza. Una transmutación de todos los valores, ese signo de interrogación tan negro, tan enorme, que arroja sombras sobre el que lo escribe, nos obliga a cada momento a correr hacia el sol, para sacudir una seriedad que empieza a pesarnos demasiado. Cualquier medio es bueno; sea bien venido cualquier acontecimiento. Hay fuerza curativa hasta en la herida”.

Introducción de: “El crepúsculo de los ídolos” de Federico Nietzsche.

Las personas afectadas por la muerte de un ser querido presentan algunos síntomas característicos y viven una serie de etapas hasta lograr asumir la pérdida.

Algunas veces surgen dificultades que frenan el proceso y lo hacen aún más difícil, pero esta sensación sobredimensionada de luto puede superarse con un planteamiento y apoyo adecuados.

Nuestra cultura actual complica la elaboración del duelo, pero somos seres inteligentes dotados de un gran instinto de supervivencia y por ello sabemos reaccionar ante las adversidades y sobreponernos a ellas.

La tragedia ha ocurrido, pero la vida continúa y las exigencias de la cotidianidad requieren de toda nuestra atención, entusiasmo y lucidez.

Una correcta elaboración del duelo permitirá al afectado reintegrarse a su vida normal con la energía necesaria.

Los síntomas del duelo son parecidos a los de las depresiones mayores: tristeza, trastornos del sueño, alteraciones del apetito y la libido, pérdida de peso.

También disminuye el interés por el mundo exterior, sobre todo en lo que respecta a la persona fallecida.

Sobreviene el desinterés por el trabajo y por encontrar nuevas relaciones.

Además, existen manifestaciones de angustia, sentimientos de culpa, apatía, falta de esperanza e incluso –en casos graves– pensamientos de suicidio.

Quienes viven un duelo presentan signos físicos como cefaleas, úlceras, problemas respiratorios, palpitaciones, sudoración y disminución de las defensas del organismo.

La incredulidad es la primera reacción ante la noticia de la pérdida y se acompaña de aturdimiento (esto no me está pasando a mí).

Nos alejamos de la realidad en un intento por paliar el dramático acontecimiento, llega la agresividad, la ira.

El doliente se vuelve irascible, con reacciones de descontento y resulta difícil tratar con él.

Adopta actitudes críticas frente a quienes lo rodean y se pregunta por qué le ha tenido que tocar esta desgracia.

Posteriormente, aparece la depresión, la apatía y el silencio; va haciéndose la idea de que la pérdida es irreversible y va dejando de aferrarse a la imagen del ausente.

Es una triste y silenciosa resignación.

Finalmente, llega la aceptación y la paz.

Se asume serenamente la ausencia.

La persona comienza a centrarse y vuelve a sus actividades cotidianas.

Si requieres alguna orientación extra puedes llamar al 22 99 77 05 76-.