
Por Andrés Timoteo
LO VUELVE A HACER
Es lo que la gente cuenta.
Y no solo los habitantes de los municipios aludidos sino desde las entrañas del gobierno nahlista: todos los detenidos e imputados por los asesinatos de los candidatos morenistas de Coxquihui, Germán Valencia Delgado, y de Texistepec, Yesenia Lara Gutiérrez, serían meros 'chivos expiatorios' para dar la percepción de que los crímenes se castigarán.
Lo mismo pasará con los dos supuestos implicados en el homicidio de la periodista sureña Avisack Douglas Coronado quien se desempeñaba como fotógrafa en el equipo de campaña de la candidata emecista en Juan Rodríguez Clara, Dominga Xóchitl Tress, cuya casa de campaña fue atacada a balazos el pasado 20 de mayo.
Vaya son tan burdos en el gobierno que 'vieron el burro y aprovecharon el viaje' pues en Coxquihui imputan a un familiar del candidato panista Lauro Becerra como el autor del ataque contra el abanderado guinda.
Es la instrumentalización de la justicia con fines partidistas.
Optaron por atribuirle el asesinato a la oposición en lugar de investigar a los capos del Grupo Totonacapan, un cartel delictivo regional que lideran Reveriano Pérez Vega, motejado "El Pelón", exalcalde del lugar y actualmente preso en Puebla por homicidio, así como el expresidente municipal de Coyutla y exdiputado local, Basilio Picazo, quien sigue "prófugo" pues también se le atribuye la autoría del asesinato de la periodista papanteca, María Elena Ferral.
¿Por qué el gobierno nahlista se decidió por buscar culpables hechizos a fin de culpar a los opositores en lugar de indagar a los llamados 'generadores de violencia' en la sierra totonaca?
Simple, porque hacerlo implicaría investigar a los aliados y operadores del morenismo, y la madeja llegaría hasta los palacios de gobierno y legislativo.
No olviden que Eric Domínguez, alcalde con licencia de Papantla y actual subsecretario de Finanzas, es integrante del Grupo Totonacapan mientras que su esposa, Miriam García Guzmán, es la diputada local por el distrito VI con cabecera en Papantla.
Y la suplente de ella, Dolores Gutiérrez, está casada con Basilio Picazo.
Por eso no van procesar a los verdaderos autores materiales e intelectuales del asesinato de Valencia Delgado y se van por el provecho electoral, aunque tuerzan la ley.
Claro, esto no es algo que se le complique a la fiscal Verónica Hernández quien encarceló a varios políticos opositores en el sexenio pasado con eso mismo: fabricando acusaciones y culpables.
Hoy lo vuelve a hacer pero ya con la bendición de la zacatecana Rocío Nahle.
¿A poco no se les hace raro que a la señora Hernández Giadáns de repente se le haya ido la pereza y en un tiempo récord haya detenido a los asesinos de Lara y Valencia?
¿Pues de cuándo acá es tan eficiente?
Esto huele a otro de sus chanchullos pero ahora aromatizado con zacatecanismo.
EL 'SECRETERO'
Falleció el exsecretario de Gobierno fidelista –y guardador de los secretos más terribles del innombrable– y procurador en el duartismo, Reynaldo Escobar Pérez.
A la tumba se llevó las verdades sobre crímenes atroces que aterrorizaron y lastimaron a los veracruzanos, incluidos los del gremio periodístico.
Ya los colectivos feministas en Jalapa exigieron no se le rinda homenaje como lo hicieron con el innombrable y recordaron las tropelías que hizo en el caso Gabriela Arlene Benítez Ybarra, adolescente desaparecida en julio del 2011 y cuyo cadáver se localizó en septiembre en el llamado "Santuario de las Garzas".
Siendo procurador se negó a buscar a la estudiante y acusó a su madre, la doctora Bárbara Ybarra, de ser la responsable de que ella huyera porque ejercía violencia doméstica.
Se trató de un embuste para encubrir a los asesinos pues extraoficialmente se supo que los implicados eran cercanos a exfuncionarios fidelistas.
Ni siquiera fueron investigados, Escobar los protegió.
Meses antes, en junio de ese 2011, cuando asesinaron al periodista Miguel Ángel López Velasco, Milo Vela, a su esposa Agustina Solano, y a su hijo Misael, el tipo se inventó un 'chivo expiatorio' culpando al exagente de Tránsito apodado "El Ñaca" al que jamás detuvo.
Fue otra treta para no ir tras los verdaderos responsables.
Y aunque ya no estaba en la entonces Procuraduría de Justicia para marzo del 2012, cuando asesinaron a la periodista Regina Martínez en Jalapa, el nombre de Escobar fue muy mencionado entre los suspicaces como implicado en el crimen.
Regina había publicado reportajes que lo señalaban como aliado de la delincuencia.
En el imaginario colectivo se le señalaba a él y a otro político –un poderoso exsecretario en el alemanismo– como sospechosos.
Nunca fueron investigados.
Y en descarga –si es que vale– de Escobar, el comentario en su momento de los enterados del nivel de perversión en ambos fue que "uno no es capaz de matar, el otro sí".
¿Cuál fue entonces?
Que el lector saque sus conclusiones.
Por lo pronto, este individuo ya fue juzgado allá arriba porque en la tierra se la llevó impune.
"Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos, dueño del castigo y la retribución", se repite.
Y sí... el mundo es un lugar mejor desde el domingo anterior.
Envoyé depuis Paris, France.