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VIVIENDO CON SENTIDO | LUNA NUEVA | LUNA NUEVA - Llega una edad en que ya no insistes, ya no neceas, ya no pugnas por cambiar aquello que en otros tiempos creías lograr, viviendo emputado con la vida porque no es “como quisieras”...

Llega una edad en que ya no insistes, ya no neceas, ya no pugnas por cambiar aquello que en otros tiempos creías lograr, viviendo emputado con la vida porque no es “como quisieras”, porque seguís viviendo en la eterna paradoja social de planear...

VIVIENDO CON SENTIDO | LUNA NUEVA | LUNA NUEVA - Llega una edad en que ya no insistes, ya no neceas, ya no pugnas por cambiar aquello que en otros tiempos creías lograr, viviendo emputado con la vida porque no es “como quisieras”...

DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ

PSICOTERAPEUTA CLÍNICO Certificado en Hellinger Sciencia

LUNA NUEVA

“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”

Llega una edad en que ya no insistes, ya no neceas, ya no pugnas por cambiar aquello que en otros tiempos creías lograr, viviendo emputado con la vida porque no es “como quisieras”, porque seguís viviendo en la eterna paradoja social de planear un “mejor mañana” que irónicamente te pone más cerca del final.

Ya dejas que pasen delante de ti los “don-chingones”, los “todas-mías”, los protagonistas. Y les permites que solitos lleguen a donde la vida los sienta. Sí, ahí mismo, en el mismo lugar que te visualizaste tú si seguías con tu aferrada necedad de ser como ellos.

Ahora fluyes, esquivas, rodeas y te permites ser quien eres. No más etiquetas a ti mismo, no más contrastes entre lo que sientes y lo que piensas, ahora es el puro placer de existir, de vivir.

Te vuelves selectivo de personas, amistades, vecinos, desconocidos y hasta de familia.

Le das el beneficio de la duda al que creías pendejo, y comienzas a pendejear al que tenías en pedestal; y para tu sorpresa, caíste en cuenta que dentro de ti, tenías mucho de los dos.

La gente que frecuentas es tu reflejo.

No te fíes tanto de los demás, nadie está lo suficientemente viejo para dar consejos.

Porque en esta vida, se vive a la primera y sin ensayos, sin la oportunidad de saber si pudo haber sido mejor.

No hay mucho por pensar, todo por sentir.

Habría que recordar siempre que el tiempo no se gana ni se pierde:
¡La vida se gasta!

“Muchas veces creemos estar en el lugar equivocado, pero siempre estamos en el lugar correcto mirando las cosas, las situaciones y a las personas, de manera equivocada”

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NECEDAD

Una mujer fue al río a buscar agua y encontró en la orilla a una serpiente herida, que siseaba de dolor y apenas podía moverse. Movida por la compasión, la llevó a casa.

La serpiente le propuso:
-Si me cuidas, yo te protegeré.

Así hicieron un trato. La mujer cuidó de la serpiente con esmero, no por amor, sino esperando el resguardo prometido. La serpiente la protegía, pero no por gratitud, sino porque recibía atención.

Por las noches, la serpiente rondaba la casa vigilando. Por la mañana compartían café y paseaban por el bosque. Desde fuera, parecía armonía. Hasta que un día, sin previo aviso, la serpiente la mordió y huyó.

La mujer gritó, herida no sólo en el cuerpo, sino también en el alma. Sintió traición, desilusión, dolor. Buscó respuestas, pero la serpiente ya no estaba.

Recorrió el mundo con la herida palpitante, buscándola en el bosque, el valle, el desierto... Hasta que la encontró en una cueva y, exhausta y envenenada, gritó: -¡Mírame a los ojos! ¿Por qué me mordiste? ¡Yo te salvé, te di hogar y calor!

-No quise morderte -susurró la serpiente-. Pero pusiste tu mano sobre mí y no podía librarme. Morder fue mi única salida.

-¿Por qué no lo dijiste? ¿Por qué no pediste ayuda?

Discutieron, una justificándose, la otra evadiendo.

El tiempo pasaba y la herida seguía sangrando.

La conversación no trajo ni comprensión, ni perdón, ni sanación.

Sólo más veneno en las venas.

Finalmente, la mujer, al borde de la muerte, llegó a un hospital. Cayó sin fuerzas en la entrada y escuchó antes de perder el sentido:

-Lamentablemente, ya es tarde. Pasó demasiado tiempo buscando explicaciones en vez de buscar ayuda...

Lo peor que puedes hacer cuando te hieren, es quedarte atrapado en la pregunta “¿por qué?”.

Discutir con quien te traicionó sólo añade más veneno.

No busques respuestas donde no hay conciencia.

Si alguien te daña con palabras, mentiras o traiciones, no busques justicia en la oscuridad ajena.

Sálvate a ti mismo.

Cuida tu alma.

Tu corazón.

Tu vida.

“Nada externo puede curarte, si no sanas tu relación con tu alma”

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SOBRE LA MUERTE
Y LA VIDA

Vivir en un estado de letargo inconsciente nos impide, muchas veces, comprender el mundo que habitamos.

Estamos tan envueltos en la rutina, en el ruido, en lo urgente, que se nos escapa lo esencial: la vida misma.

¿Quién no ha pensado, alguna vez, que nada tiene sentido? ¿Quién no se ha detenido, aunque sea por un instante, a preguntarse si todo esto vale la pena? Curiosamente, esos momentos de despertar suelen llegar de la mano de la muerte —la de un ser querido, o incluso la posibilidad de la propia.

¿Por qué ese evento tan inevitable, tan universal, parece siempre tan lejano? ¿Por qué vivimos como si no fuéramos a morir, como si el tiempo no se nos acabara?

La muerte, aunque silenciosa, nos grita verdades que el día a día silencia.

Karl Jaspers lo llamó “situación límite”: esos momentos que nos arrancan de la inercia y nos obligan a mirar la vida con otros ojos.

Cuando la muerte toca a nuestra puerta -directa o simbólicamente- todo se vuelve distinto.

Una flor marchita, una carcajada espontánea, una charla amistosa con un desconocido, pararse a admirar el mar en todo su esplendor… cada detalle cobra un peso que antes no tenía.

Paradójicamente, es la conciencia de la muerte lo que nos enseña a vivir. No hay profundidad sin vértigo, ni plenitud sin finitud.

Aceptar que todo termina es, quizás, el primer paso para empezar de verdad.

Abrazar la muerte es, irónicamente, la mejor manera de vivir.

Nada vuelve a ser lo mismo dos veces. Ni el Amor. Ni las Personas.
Ni la Vida...

“Con el tiempo todo pasa, he visto, con paciencia, a lo inolvidable volverse olvido, y a lo imprescindible sobrar”.

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Consultas Terapéuticas
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