DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
Psicoterapeuta Clínico Certificado en Hellinger Sciencia ®
IGNORANCIA MASCULINA
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
Las mujeres, consciente o inconscientemente, han aprendido a lo largo de generaciones que el sexo, las lágrimas y el drama pueden ser armas poderosas para moldear situaciones a su favor.
No se trata de odio ni de crítica barata, sino de reconocer una dinámica que la mayoría de hombres ignora: muchas pruebas emocionales dentro de una relación no son accidentales, son mecanismos naturales que buscan medir tu temple, poner a prueba tu liderazgo y ver hasta dónde puedes sostenerte sin quebrarte.
Un hombre que no domina su centro emocional será arrastrado una y otra vez cada vez que ella lo decida.
Cuando cedes ante el chantaje emocional, cuando dices “sí” por miedo a perderla, no solo pierdes tu posición de liderazgo: pierdes respeto.
Y aquí está la verdad cruda: una mujer puede amarte profundamente, pero aun así probará tu fortaleza.
No porque sea malvada, sino porque busca certeza.
Necesita confirmar que el hombre que tiene a su lado no se derrumba frente a lágrimas, discusiones o amenazas de abandono.
Si tú eres ese hombre que se desmorona, que se traiciona con tal de complacer, ella pierde la confianza en ti aunque no lo diga.
La masculinidad no se edifica complaciendo ni negociando principios. Se construye estableciendo límites firmes.
No se trata de ser frío ni de ignorar sentimientos, sino de comprender que tu paz, tu propósito y tu autodominio están por encima de cualquier manipulación emocional.
Un hombre que teme incomodar, que calla lo que realmente piensa o que evita poner límites para no perder a una mujer, está demostrando que todavía no está listo para liderar.
Y toda relación sin liderazgo masculino, tarde o temprano, se fractura.
No olvides esto: si renuncias a tus principios para mantener a una mujer, en realidad no la estás reteniendo, te estás perdiendo a ti mismo.
El respeto nunca se gana con complacencia.
Se gana siendo firme en tus convicciones incluso en medio del desacuerdo.
Porque ella no desea un esclavo emocional ni un hombre que se arrodille ante cada lágrima.
Lo que verdaderamente la atrae es un hombre que sabe quién es, que se mantiene firme y que inspira admiración incluso cuando no cede terreno.
Construir independencia emocional es uno de los pilares fundamentales del hombre de valor.
El día que tu validación deje de depender de los caprichos femeninos y empiece a nacer de tu propósito, de tu misión y de tu disciplina, ese día serás verdaderamente libre.
Y la paradoja es brutal: cuando alcanzas ese estado de firmeza, lejos de perder atracción, la multiplicas.
Te vuelves más respetado, más deseado y más admirado, porque ya no estás disponible para juegos emocionales. Estás disponible solo para crecer, liderar y avanzar.
Hermano, si quieres blindarte emocionalmente, elevar tu nivel y convertirte en un hombre imposible de manipular, necesitas construir carácter, disciplina, claridad y estándares inquebrantables.
Necesitas encontrar las armas mentales, emocionales y prácticas para dejar atrás la debilidad, recuperar tu centro y forjarte como un hombre que no se quiebra.
Es momento de liderar tu vida.
“No son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas.”—Epicteto
TE CONVIERTES EN MADRE DE TU PAREJA…CUÁNDO....
Cuando no dejas que tome decisiones y te pide permiso.
Un niño necesita la aprobación de su madre.
Cuando pasas por alto las faltas de respeto, las groserías y las humillaciones.
Con un hijo malcriado, la última en darse cuenta de la falta de límites es la madre.
Cuando le dices cómo comportarse, cómo se vista, y lo que debe hacer. Un hijo necesita la aprobación y la guía de mamá.
Cuando le levantas su ropa del suelo y no se molesta en ordenar sus cosas.
La educación y sobreprotección del niño la fomenta mamá.
Cuando lo limitas en su paternidad y te pones por encima de él. Lo que le dices realmente es, tú no sirves como padre, yo sí.
Cuando lo proteges de los demás y no permites que establezca sus propias relaciones y solucione sus propias dificultades.
Mamá siempre protege y defiende a sus hijos del entorno.
Cuando cuidas todos sus actos y lo regañas por ser así: lo que a ti te molesta. Mamá pone en cintura al hijo y lo educa.
Cuando no lo ves de igual a igual, y crees que solo lo que tú aportas en la educación con los hijos, es mejor y absoluto. Le dices, no te necesito, ni mis hijos tampoco.
Cuando la última palabra la tienes tú. Mamá es mamá, porque lo digo yo, generando desigualdad y enojo.
Si quieres un compañero tendrá que ser de igual a igual, y contener tu ímpetu de querer educarlo.
Trata a tu pareja como tu compañero, no como a tu hijo, ubícalo en el lugar que le corresponde, dale la importancia y el valor que merece como tu pareja.
Lo elegiste para acompañarlo, no para educarlo.
La relación de pareja está basada en el orden jerárquico, en el que cada miembro tiene su lugar y función.
Cuando una mujer asume el rol de madre de su esposo, está rompiendo con este orden y generando un desequilibrio en la relación.
Si una mujer quiere tener un compañero, debe aprender a verlo de igual a igual.
Esto significa respetar su lugar en la relación y permitirle tomar sus propias decisiones.
También significa dejar de lado el rol de madre y permitirle ser el adulto que es.
Para lograrlo, la mujer puede trabajar en sus creencias limitantes, heridas de la infancia, autoestima y autoconfianza.
Amate para Sanar.
No está en nuestras manos lo que el mundo arroja a nuestros pies, sino la manera en que respondemos.
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Psicoterapia Práctica
Manuel David Martínez
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