DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
Psicoterapeuta Clínico Certificado en Hellinger Sciencia ®
¡ALGUIEN NO ENTENDIÓ!
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
No hay radiografías del alma. Por eso tantos caminan rotos creyendo que están bien. Nadie ve la hemorragia interna del que sonríe mientras se desmorona por dentro.
La salud mental no se mide en diagnósticos: se mide en silencios. En los “estoy bien” que pesan una tonelada. Nos enseñaron a resistir, no a sentir.
A decir “todo pasa” en lugar de decir “me está pasando”.
A anestesiarnos con ruido, trabajo o pantallas para no escuchar lo que duele.
Pero lo que no se escucha, se pudre. Y lo que se pudre, tarde o temprano, mata.
La mente no enferma sola. La enferma el exceso de exigencia, el amor que no fue, la culpa heredada, la soledad sin nombre.
La enferma esa voz interna que repite “no sirves”, “aguanta”, “no molestes”.
Y el cuerpo… el cuerpo solo obedece. Cuidar la salud mental no es hacer yoga ni repetir mantras.
Es aprender a decir “no quiero”, “no puedo”, “no más”. Es tener el coraje de desarmarse en público.
De llorar sin pedir permiso. De contar lo que otros callan por miedo a perder su máscara. El problema no es tener heridas.
El problema es esconderlas hasta que se vuelven identidad.
Nadie se salva fingiendo. Nadie sana si sigue aplaudiendo su propia negación. ¿Quieres saber qué es salud mental?
Es poder dormir sin reproches. Es no necesitar disfrazarte de fuerte cada mañana. Es tener paz sin tener que justificarla.
Es abrazarte después del colapso y decirte “aún estás aquí, y eso basta”.
El mundo necesita menos filtros y más verdad. Menos diagnósticos y más abrazos que no juzguen.
Menos frases hechas y más espacios donde el alma pueda quitarse los zapatos y descansar.
Porque no se trata de curar la mente: se trata de escucharla antes de que empiece a gritar.
“Nunca digas que amas a alguien si nunca has visto su ira, sus malos hábitos, sus creencias absurdas y sus contradicciones”.
“Todos pueden amar una puesta del sol y la alegría, sólo algunos son capaces de amar el caos y la decadencia”.
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RENACER
Te haré de acero hasta volverte inquebrantable; voy a extraer de tus entrañas cualquier sentimiento, de manera inexorable.
Te forjaré de nuevo, disolviendo tus cenizas, aquello que quedó de lo que, quizás, han hecho trizas.
Y volarás de nuevo como un ave fénix, pero ahora contemplando el mundo, indiferente, mas no iracundo.
Con más frialdad de la que ya tenías, esperando el momento de hundir la espada donde el dolor llegó a estar anegado.
Te armaré de valor, de manera estoica, para que no corras a saciarte en cualquier otra boca, sólo para calmar, de manera momentánea, la sed de sangre que tu dolor provoca.
Te haré de acero, corazón, y de fuego el alma. Así tendré que reiniciarte, para que encuentres calma.
Te haré palabra para que seas la espada y escribas el nuevo libro sagrado, para el poder personal encuentre el color y la forma, la medida de todo equilibrio, te coseré los ojos, para que veas adentro, la fuente del sol que nace, te haré pira, para que todo lo que se acerque, se consuma, te haré el milagro que conlleva, todo silencio en el universo, te haré ver lo que se oculta.
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SIN RETORNO
Con las mentiras se puede llegar muy lejos, lo que no se puede, es volver. Porque con cada mentira que dices, se muere una parte de la confianza. Y la confianza no es como un celular que se reinicia.
Es como un cristal que se rompe y nunca queda igual. Puedes mentir para quedar bien, para evitar un problema, para no enfrentar la realidad…
Pero recuerda: cada mentira te aleja un paso más de la verdad, y otro paso más de esa persona que aún creía en ti.
Porque uno puede avanzar mintiendo… Sí, puede llegar lejos…
Pero cuando por fin quieras regresar, ya no habrá nadie esperando.
Porque a quien mientes, no sólo le fallas. Lo haces dudar de todo. De tus palabras. De tus gestos. De tu amor.
Y el daño más grande no es lo que hiciste, sino todo lo que rompiste mientras lo ocultabas.
Así que antes de decir:
“Fue solo una mentirita”,
“Lo hice por no hacerte daño”,
o “No era el momento para contártelo”
El daño no lo hace la verdad.
Lo hace la traición que hubo detrás.
Porque el que ama, habla claro. Y el que miente, elige perderlo todo.
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Psicoterapia Práctica
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