DAVID MANUEL MARTÍNEZ PÉREZ
Psicoterapeuta Clínico Certificado en Hellinger Sciencia ®
EL FAVORITO
“PERCIBIENDO EL OTRO LADO DE LA REALIDAD”
Cuando eres el favorito de Dios, no sólo recibes bendiciones, también te vuelves el objetivo preferido de todas las fuerzas que desean verte caer.
No hay victoria sin guerra.
No hay propósito sin resistencia.
Cada vez que Dios pone su mano sobre ti y te señala como alguien destinado a algo grande, es como si en el mundo invisible sonara una alarma:
“Aquí está uno de los elegidos”.
Y créeme, el infierno escucha.
El enemigo no gasta su tiempo en hombres que no importan.
Él persigue a los que están marcados para dejar huella, a los que nacieron para construir un legado, a los que amenazan con romper los ciclos de mediocridad que han mantenido a muchos encadenados por generaciones.
Ser el favorito de Dios no significa que tendrás una vida libre de sufrimiento.
Al contrario, significa que la vida te va a exigir más.
Que serás probado en cada área: tu fe, tu fortaleza, tu paciencia, tu carácter.
Porque solo un hombre que ha resistido el fuego puede ser digno de llevar la espada en sus acciones y en sus palabras.
No eres perseguido porque eres débil; eres atacado porque eres peligroso.
Y cuanto más grande es tu propósito, más intensas serán las batallas.
Esa es la señal de que estás caminando en el camino correcto: no por la facilidad, sino por la resistencia que encuentras.
Y cuando lleguen los momentos en los que estés solo, en los que sientas que has sido olvidado, que tus oraciones caen al suelo sin respuesta, ahí es donde debes recordar quién te trajo hasta aquí.
No fueron tus fuerzas, no fueron tus conexiones humanas.
Fue Él.
Fue su mano la que te sostuvo cuando todo se desmoronaba.
Fue su plan el que trazó el mapa de cada caída, de cada lágrima, de cada noche sin sueño.
Y ese mismo Dios que te trajo a este punto, es el que ha prometido llevarte a casa, a tu verdadero destino, no cuando estés cómodo, sino cuando estés transformado.
Él no te salvó para que sigas siendo el mismo.
Él no te trajo hasta aquí para que te conformes.
Te trajo para que pelees, para que te forjes en el campo de batalla, para que cada herida sea un testimonio de tu resistencia.
Porque cuando regreses a casa, esa casa espiritual que te está reservada, no volverás como el hombre que un día soñó.
Volverás como el guerrero que venció todo lo que intentó destruirlo.
No volverás como un hombre común.
Volverás como alguien que escribió su historia con sangre, sudor y fe inquebrantable.
Así que cuando las tormentas arrecien, cuando sientas que todo se pone en tu contra, no huyas.
Mantente firme.
El infierno sólo ataca a los hombres que tienen algo que temer.
Si no fueras una amenaza, no serías perseguido.
Si no tuvieras un propósito grande, no tendrías enemigos grandes.
Cada golpe que recibes, cada traición que soportas, cada pérdida que atraviesas, es una confirmación de que tu vida importa, de que tu existencia incomoda a todo lo que se opone a la grandeza.
No te confundas: el dolor que cargas no es castigo, es entrenamiento.
Las heridas que llevas no son señales de derrota, son medallas de guerra.
Estás siendo preparado para cargar con más, para sostener el peso de un propósito que muchos no podrían ni entender, mucho menos soportar.
Estás en el proceso de convertirte en un hombre que no sólo sobrevive, sino que deja un legado que no podrá ser ignorado.
Hermano, no estás solo en esta batalla.
Cada cicatriz que llevas, cada lágrima que has derramado, es vista y contada.
Cada oración que pensaste que quedó sin respuesta ha sido escuchada.
Estás siendo forjado en silencio.
Y cuando el polvo de la batalla se asiente, cuando todos los que dudaron se hayan quedado en el camino, tú seguirás de pie.
No porque nunca caíste, sino porque nunca te rendiste.
Si quieres fortalecer esa mente, ese espíritu y ese propósito para caminar el camino de los hombres de verdad, el primer paso es Dominio Total del Ser.
Elige ser de los pocos que fueron llamados a más.
Elige ser peligroso para la mediocridad.
Elige dominarte a ti mismo y el mundo no tendrá opción más que respetarte.
“Permítete el lujo de ser odiado, por saber decir no sin culpa, por no doblarte donde otros se inclinan, por poner límites, en donde tragabas dolor.
Tú no viniste a encajar, viniste a desarmar las jaulas en donde aprendiste a vivir en silencio y con miedo”.
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TRASFORMACIÓN
Este año te tocó estar solo en lo alto, sin aplausos, sin testigos.
Sólo tú, tus decisiones y el peso de seguir adelante.
Hubo días en los que nadie vio tu cansancio, ni las batallas internas que libraste en silencio.
Aun así, no retrocediste.
No todo fue perfecto, pero todo te formó.
Cada duda te hizo más firme.
Cada golpe te enseñó a mantenerte de pie.
Si este año no te dieron una medalla, recuérdalo tú mismo:
Llegaste hasta aquí.
Y eso ya dice más de ti que cualquier palabra.
Este año caminaste en medio de tormentas que nadie vio.
Cuando el viento empujaba en contra, cuando avanzar dolía más que detenerte.
Hubo días en los que seguir fue un acto de valentía.
No por fuerza…sino por decisión.
Mientras otros descansaban, tú resistías.
Mientras otros dudaban, tú aprendías a caminar aun con miedo.
Si nadie aplaudió tu esfuerzo, no importa.
Las cicatrices ya saben la verdad.
Llegar hasta aquí no fue suerte.
Fue carácter.
Fue disciplina.
Fue no rendirte cuando habría sido más fácil hacerlo.
Y por eso, aunque el camino siga siendo duro, sabes algo que pocos saben:
Este año no te quebró, te templó, te transformó.
La realidad es sólo mi realidad interior amamos, odiamos y sufrimos no sólo por lo que el otro es, sino por lo que representa en nuestro mundo interno.
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Psicoterapia Práctica
Manuel David Martínez
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