*Las mujeres que llegan al cargo
Por Noemí Valdez
Reportera de Notiver
A pesar de los avances de la paridad, las mujeres que asumen cargos municipales enfrentan un panorama marcado por la violencia política, el machismo institucional y la presión social que cuestiona su autoridad.
Expertas coinciden que el acceso de las mujeres a los Ayuntamientos y Alcaldías en México ha crecido notablemente gracias a las normativas de paridad, sin embargo, el ejercicio de estos cargos—Alcaldesas, Síndicas y Regidoras—es un desafío constante, pues el ámbito municipal se ha consolidado como el espacio donde se concentra la mayor incidencia de violencia política de género.
Los retos que enfrentan estas funcionarias se articulan en barreras institucionales y la persistencia de prejuicios subjetivos.
El obstáculo más grave es la violencia que experimentan al intentar ejercer sus funciones, la cual se manifiesta en acoso, ataques personales y campañas de difamación cuyo único propósito es socavar su liderazgo.
El machismo se hace evidente cuando se les niega el respeto o se cuestiona directamente su autoridad, con respuestas que, según testimonios, indican que los subordinados no están dispuestos a ser mandados por una mujer.
Esto se acompaña de una constante crítica y minimización de sus capacidades, donde se pone en duda su ineptitud, afectando no solo su desarrollo laboral sino la percepción de su liderazgo ante la propia comunidad.
En el plano institucional y partidista, a pesar de la obligatoriedad legal de la paridad, persisten prácticas que limitan su desarrollo.
Las mujeres enfrentan segregación interna dentro de sus partidos, donde se les dificulta el acceso a candidaturas importantes, son relegadas de la estructura y sus aportes son frecuentemente invisibilizados.
Históricamente, también se observa una brecha en la asignación de recursos y el tamaño de los municipios que llegan a gobernar, pues es más común que las mujeres lideren comunidades más pequeñas o con presupuestos más limitados.
En ocasiones, la oposición a sus candidaturas se traduce en la asignación de pocos recursos para sus campañas, lo que obstaculiza su llegada al poder desde el inicio.
Finalmente, la presión social y los estereotipos de género imponen un doble esfuerzo a las mujeres en la política.
A diferencia de sus homólogos masculinos, a ellas se les exige contar con un mayor nivel de preparación académica, incluyendo posgrados, para contrarrestar la narrativa de que carecen de liderazgo o capacidad.
En la zona conurbada fueron electas las periodistas Rosa María Hernández Espejo de MORENA en Veracruz puerfo y MaryJose Gamboa del PAN en Boca del Río.
