* La paz la construimos todos
* Lamentan la pobreza, inseguridad y desapariciones
Por Noemí Valdez
Reportera de NOTIVER
El Nuncio Apostólico en México Joseph Spiteri visitó Veracruz, con motivo del 25 aniversario de la fundación de la Diócesis de Orizaba.
El representante del Papa León XIV en México, resaltó que construir la paz no es sólo responsabilidad de quienes gobiernan los países, sino de la comunidad en su conjunto pues es algo que se construye desde todas las trincheras.
“La paz la construye cada uno desde la familia, el trabajo, la comunidad parroquial y en los grupos; así se crea contrapeso entre el bien, el esfuerzo a favor de la paz y la guerra, así como de quienes buscan divisiones” afirmó
Agregó que la Iglesia siempre ha insistido en que la libertad no es querer hacer todo lo que se quiera, no es libertinaje.
“Libertad es reconocer el don de la vida para poder servir libremente pero con ganas, a los más necesitados, eso es lo que falta. Seguirá siempre proclamando los principios de comunión y paz, muestra de ello es que el Papa León XIV, consiente de la realidad que existe hoy en día, las primeras palabras que pronunció fueron: La paz esté con ustedes. El ha insistido en la comunión y la paz. Por ello, ya tuvo una conversación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin y ha recibido a varios representantes de las diferentes naciones, a quienes insiste sobre la necesidad de construir la paz y, sigue pidiendo a cada uno hacer lo que le toca desde el lugar donde está”.
Para el Nuncio es lamentable que existan aún problemas fuertes como la pobreza, la inseguridad, las desapariciones, los migrantes, requieren apoyos que vayan a más allá de cuestiones emotivas o ayuda inmediata como la alimentaria, hospedaje.
“Hay que brindarles atención médica, legal, es decir, apoyo en todos los sentidos, porque el ser humano tiene muchas necesidades”.
Finalmente, expuso que para la Iglesia católica a la par de todo ello está la espiritualidad, “que es lo que los empuja a ver en cada ser humano con plena dignidad, que es la que el Señor le da a cada persona y ea un derecho fundamental, por lo que la autoridad civil debe reconocerla y aceptarla, para que esas personas que están en vulnerabilidad y dudan de su propia dignidad, pueda renovarse y reencontrar su dignidad como ciudadanos y, para la Iglesia, como hermanos”.
