*Del escultor Miguel Vargas Martínez
Por Noemí Valdez/Reportera de Notiver
La emblemática escultura de “El Colotero”, que por más de dos décadas dio la bienvenida a los viajeros en la entrada principal del municipio de Álamo se derrumbó por completo.
El monumento, que rendía homenaje a los cortadores de naranja y simbolizaba la pujanza de la región como principal productora de cítricos a nivel nacional, sucumbió ante los daños estructurales derivados de la histórica inundación del pasado 10 de octubre.

La estructura, una imponente obra del escultor Miguel Vargas Martínez creada en el año 2004, medía aproximadamente 15 metros de altura y era visible desde la carretera Álamo-Poza Rica.
La imagen representaba la esencia del citricultor: un trabajador descalzo con el pantalón remangado, vaciando un colote repleto de naranjas.
Según explicó el activista local Juan Javier Pérez Roldán, la pieza estaba fabricada con cemento y acero bajo un diseño hueco, lo que pudo haber influido en su fragilidad tras los eventos climáticos recientes.
Al desplomarse, el peso de la escultura destruyó a su paso las letras turísticas que formaban el nombre del municipio, dejando una estampa de escombros que los habitantes han recibido con profunda tristeza.
El Gobierno del Estado confirmó que el colapso no dejó personas lesionadas ni daños en zonas habitacionales aledañas, ya que el perímetro se encontraba acordonado.
Desde las inundaciones de octubre, las autoridades habían detectado fracturas significativas en la base y el cuerpo de la estatua, razón por la cual el acceso al área estaba restringido.

Tras el incidente, fuerzas de tarea se desplegaron en el sitio para asegurar la zona y comenzar con el levantamiento de los restos, garantizando que ya no existe riesgo para la población o los automovilistas que circulan por la zona.
Para los alamenses, la caída de “El Colotero” representa una pérdida que va más allá de lo material.
A más de dos meses de que la ciudad quedara bajo el agua, este suceso es visto como una herida más en el proceso de recuperación del municipio.
Habitantes sostienen que la estatua era el rostro de su identidad y un recordatorio del esfuerzo diario de los trabajadores del campo que sostienen la economía regional.