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LA CARTELERA | VA DE NUEZ - Acompáñame el próximo miércoles 1 de octubre de 2025, a escuchar la conferencia "Veracruz sitiada: la ciudad y su gente bajo el fuego de San Juan...

Acompáñame el próximo miércoles 1 de octubre de 2025, a escuchar la conferencia "Veracruz sitiada: la ciudad y su gente bajo el fuego de San Juan de Ulúa (1821-1825)", impartida por la profesora Sara Sanz. ¿Dónde? En el Centro Cultural Leyes...

LA CARTELERA | VA DE NUEZ - Acompáñame el próximo miércoles 1 de octubre de 2025, a escuchar la conferencia "Veracruz sitiada: la ciudad y su gente bajo el fuego de San Juan...

Ce Ce en Veracruz

VA DE NUEZ.

Así se vivió la presentación del poemario Fúnebre gozo, de Roberto Rosales al lado de la escritora Lilia Ramírez, en CASA ERRANTE.

VERACRUZ EN LA HISTORIA.

Acompáñame el próximo miércoles 1 de octubre de 2025, a escuchar la conferencia "Veracruz sitiada: la ciudad y su gente bajo el fuego de San Juan de Ulúa (1821-1825)", impartida por la profesora Sara Sanz.

¿Dónde? En el Centro Cultural Leyes de Reforma, ubicado en Morelos 43 esquina Constitución, colonia Centro del puerto de Veracruz; a las 18:00 horas.

La entrada es libre. ¡Ahí te veo!

MÁS TEATRO.

Este domingo te esperan dos opciones teatrales, aunque con cooperación.

Elige la preferida de tus hijos y llévalos:

*** En la avenida España 644 entre Católica y Martí (planta alta de la librería infantil), en el fraccionamiento Reforma de Veracruz, la Compañía teatral Tinglado presenta "Payasho", un teatro-circo para todas las edades, a las 17:00 horas.

*** Lenin Hijo de la Luna actúa en "A la sombra de los cuentos"; a las 16:00 horas, en Azueta 243 entre Xicoténcatl y callejón 21 de Marzo, colonia Ricardo Flores Magón, en Veracruz, Veracruz.

HISTORIAS DE MAR.

Roberto Rosales Martínez nos hace llegar otra historia que formará parte de las memorias de Alfredo Casarin Padilla.

Aquí, el texto íntegro:

"Sobre la isla, un faro
dentro del faro
un hombre luminoso.
El hombre del faro".
"Al apagar la luz
No todo en la isla es triste.

Hay secretos que sólo se revelan cuando se desafía la rutina.
Todas las madrugadas, justo antes de que el sol comenzara su lento ascenso, cometía un pequeño acto de rebelión: apagaba el faro.

Por unos minutos, la luz giratoria que guiaba a los barcos se extinguía, y la isla quedaba sumida en una oscuridad primordial.

Era entonces cuando el mundo se renovaba.
Primero llegaba el rojo.

Un rojo hermoso, sin comparación posible, que se derramaba sobre el horizonte como sangre cósmica.

El sol mordía el borde del mar y lo teñía de un fulgor tan intenso que las palabras sobraban.

En ese instante, nada ni nadie podía destruir aquella paz. El cielo, el mar y el sol radiante se fundían en un abrazo silencioso.

Luego, la playa se volvía transparente. El agua era tan clara que parecía una pecera invertida.

Desde las rocas donde solía sentarme, veía el fondo marino como si levitara sobre él.

Las piedras cubiertas de musgo acuático, las conchas diminutas que brillaban como monedas de plata, y los cardúmenes de peces de colores -cientos de ellos- nadando en sincronía perfecta, como si bailaran solo para mí.
Entre las grietas, los erizos extendían sus púas lentamente.

El cebadal -esa vegetación submarina que parecía zacate mecido por el viento- se ondulaba al ritmo de las corrientes.

Flores anémonas se abrían y cerraban como bocas sorprendidas; si acercaba la mano, desaparecían para reaparecer unos segundos después, jugando al escondite.

A veces, un pulpo tímido se arrastraba por la arena, cambiando de color con cada paso, camuflándose con el sueño del mundo.

En tierra, la vida también estallaba. Gaviotas que rasgaban el cielo con sus gritos, pelícanos que se lanzaban en picada como flechas satisfechas.

Todo era vida. El sol calentaba la piel, el viento salado limpiaba el alma. Y cuando la noche volvía, no todo era oscuridad.

Decenas de cangrejos color rosado -con una mancha negra en el lomo como un brochazo de pintura- recorrían la playa.

Eran del tamaño de una mano abierta, y se movían con determinación absurda, como si supieran algo que los humanos ignoramos.
Entonces encendía de nuevo la luz del faro.

"No todo en la isla era triste. Algunos días, era el lugar más vivo del mundo".
"Alfredo Casarin Padilla vivió 18 años en diversos faros rodeado por el mar. Ahora es un ser terrestre".

Sigue las historias del Hombre del faro en La Cartelera de NOTIVER y colecciona tu ejemplar.

***Si te perdiste una de estas historias, recuerda que puedes adquirir los números anteriores de NOTIVER en Canal esquina Gómez Farías, en pleno centro histórico del puerto de Veracruz (frente al Baluarte de Santiago).