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LA CARTELERA | MÚSICA A LA VERACRUZANA - Rafael Hondal te invita el próximo martes, 12 de agosto de 2025, al "Taller de iniciación a la percusión", a las 18:00 horas, en la planta alta de la librería ubicada en Esteban Morales 524, en la Col. Centro...

Rafael Hondal te invita el próximo martes, 12 de agosto de 2025, al "Taller de iniciación a la percusión", a las 18:00 horas, en la planta alta de la librería ubicada en Esteban Morales 524, en la Col. Centro de nuestro...

LA CARTELERA | MÚSICA A LA VERACRUZANA - Rafael Hondal te invita el próximo martes, 12 de agosto de 2025, al "Taller de iniciación a la percusión", a las 18:00 horas, en la planta alta de la librería ubicada en Esteban Morales 524, en la Col. Centro...

Ce Ce en Veracruz

MÚSICA A LA VERACRUZANA. Rafael Hondal te invita el próximo martes, 12 de agosto de 2025, al "Taller de iniciación a la percusión", a las 18:00 horas, en la planta alta de la librería ubicada en Esteban Morales 524, en la Col. Centro de nuestro hermoso puerto de Veracruz.

Mediante una cooperación voluntaria, podrás usar los instrumentos de percusión y aprender ritmos como son cubano y son jarocho. ¡Ahí te veo!

RECOMENDACIÓN LI-TERARIA. No puede faltar en tu biblioteca Salón de belleza, de nuestro escritor favorito Mario Bellatin.

Publicada por primera vez en 1994, esta obra maestra relata la historia de un peluquero travesti que convierte su salón de belleza en un moridero, ante el vaivén de peces multicolores.

Adquiérelo en tu librería favorita.

CARTAS A LA REDA-CCIÓN. A nuestro correo cece.en.veracruz@gmail.com nos hacen llegar una petición, que sumemos a las recomendaciones algunos filmes, y para ello próximamente colaborará en La Cartelera Mikey Gallegos.

Espéralo.

MARTES CON CE CE. Cada martes, acompáñame a recorrer los centros culturales en el centro histórico del puerto de Veracruz y así agendar las próximas visitas.

Nuestra cita es en el Baluarte de Santiago en punto de las 16:30 horas.

HISTORIAS DE MAR. Roberto Rosales Martínez nos comparte la duodécima historia que formará parte de las memorias de Alfredo Casarin (sin acento) Padilla.

Aquí, el texto íntegro:

"Audelia
Al faro de Santiaguillo no iban muy seguido los pescadores, pues está muy lejos de la costa, por eso hay muchos peces.  
Cuando me quedé solo, mañana, tarde y noche trataba de pescar y eso es lo que no entiendo. Nunca pesqué nada. Era desesperante, pues ya me había comido lo que antes había tirado.
Mi cuerpo sentía que cambiaba, mi mente se dislocaba; ahora tenía miedo, terror, pánico, pensaba en lo que iba a pasar conmigo.
Ya no tenía fuerzas para subir al faro. Me costaba mucho trabajo subir a encenderlo.
¿Qué pasaría si el faro no se encendía? Una isla tan pequeña y sin luz, seguramente los barcos encallarían.
Me empecé a rendir y, aunque nadie me veía, sentía vergüenza por haber fallado, principalmente a mis padres, después a la gente que confió la luz del faro y la seguridad de los barcos en mi persona.
Me sentí miserable por lo que mi deceso provocaría. Todo lo pensaba con terror y eso aumentaba mi desesperación.
El hambre me hacía alucinar. Imaginaba que mi cuerpo quedaría expuesto al sol y que los cangrejos sacarían mis ojos. Así les hacían a los peces que mueren y flotan en la playa.
Todos estos pensamientos me atormentaban.  
En el puerto... una madre convencía al dueño de una embarcación para que la llevara hasta el islote donde estaba su hijo.
El viaje era peligroso; la tormenta prometía estrenar naufragios, pero eso no le importaba a la mujer.
Subió a la embarcación rezando para que el mar no la volcara, pero si eso sucedía, no le impediría llegar hasta donde el rugir de las tripas de su hijo era más estruendoso que el del propio mar.
Para una madre no existe tormenta ni tsunami que la haga desistir de su empresa.
Esto lo cuento como un homenaje a mi madre que llegó hasta el faro a pesar de la tempestad que ponía en peligro su vida.  
Nos abrazamos y la desesperación escurrió de nuestros cuerpos en forma de lágrimas, me besó y después sacó la comida que preparó especialmente para mí, mi salvavidas.
Todo lo devoré, es el mejor huevo con chorizo que nadie jamás ha probado y cuyo aroma hizo salir al gato de su escondite.  
Mi madre no dijo nada. Sólo me acarició el pelo y miró hacia el mar, como si ya hubiera olvidado la tormenta.
Y supe entonces que, mientras ella viviera, ningún faro estaría jamás completamente a oscuras".
"Alfredo Casarin Padilla vivió 18 años en diversos faros rodeado por el mar. Ahora es un ser terrestre".

No te pierdas la próxima entrega de las historias del Hombre del faro, en La Cartelera del NOTIVER.

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