XALAPA, Ver. (Agencias)..-El nombre de Israel Herrera Severiano destaca en el actual proceso de selección de magistraturas, pero no por méritos, sino por su preocupante falta de preparación.
Con apenas 62.5 puntos sobre 100 en la evaluación nacional de competencias judiciales su postulación se ha convertido en un ejemplo de lo que no debe aspirar a dirigir la justicia administrativa en el país.
Su desempeño evidencia deficiencias graves: solo 9 de 15 puntos en eficiencia judicial, 7.5 en capacidad interpretativa y un vergonzoso 3 de 10 en producción académica.
Pero lo más alarmante es que no tiene formación, experiencia ni publicaciones en derecho administrativo, el área específica a la que pretende llegar como magistrado.
No hay ponencias, no hay sentencias relevantes, no hay nada que respalde su aspiración, salvo un expediente vacío.
Y en lugar de reconocer sus carencias, Herrera ha optado por culpar a la ciudadanía de su bajo perfil, declarando con desdén que “la ciudadanía no sabe a quién va a elegir”.
Una declaración que no solo refleja arrogancia, sino también una preocupante falta de autocrítica y de respeto por el proceso democrático.
Mientras otros aspirantes presentan trayectorias sólidas y conocimientos acreditados, Herrera pretende ocupar un cargo de alta responsabilidad sin argumentos, sin credenciales y sin ética profesional.
Su candidatura no solo es débil: es insultante para quienes sí han dedicado su carrera al servicio público con profesionalismo.