*Veracruz llega al 70.1 por ciento
Por Noemí Valdez/Reportera de NOTIVER
La organización México, ¿Cómo Vamos?, reportó que en Veracruz se disparó la informalidad laboral y pasó de 68.1% a 70.1%.
Se trata de un sector de la población que no cuenta con seguridad social, protección social e institucional.
La informalidad laboral no se limita a un solo sector ni responde a decisiones individuales, pues está presente en todo tipo de actividades económicas, y afecta con mayor fuerza a mujeres, personas con hijos, baja escolaridad o que viven en localidades pequeñas.
El reporte, indica que a nivel nacional el 54.5 % de la población ocupada en México tiene un empleo informal, esto significa que más de la mitad de quienes trabajan lo hacen sin acceso a seguridad social ni protección legal, una falla estructural persistente en la economía mexicana.
Se considera trabajo informal a toda actividad remunerada no registrada ni protegida por la ley, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esto incluye desde autoempleo hasta trabajo doméstico no regulado.
Del total de personas ocupadas, el 55.2 % de las mujeres trabaja en empleos informales, frente al 54.0 % de los hombres.
Mientras que los hombres están más presentes en el agro, las mujeres tienen mayor participación en empresas e instituciones, así como en el trabajo doméstico remunerado, donde representan el 8.6 % frente a solo 0.5 % de los hombres.
Entre 2005 y 2024, el número de personas con empleo informal pasó de 24.5 a 32.4 millones.
Aunque la cifra aumentó, el porcentaje sobre la población ocupada bajó de 59.1 % a 54.5 %.
Esta reducción se explica principalmente por la caída en empleos informales del sector agropecuario que representa un 4.3 puntos porcentuales.
También se observó una mayor transición hacia la formalidad, especialmente después de la crisis económica de 2008 y con mayor recuperación post-COVID-19.
Un dato interesante a resaltar es que la crisis COVID-19 fue mucho más profunda en un lapso menor que la financiera, aunque, la crisis financiera fue mucho más larga en tiempo que la de COVID-19.