* El caso Narvarte impune
* Rubén y Nadia no volvieron
Por Noemí Valdez
Reportera de Notiver
Este 31 de julio, se cumplieron 10 años del multihomicidio en la colonia Narvarte, donde nuevamente familiares del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril demandaron que se haga justicia.
Desde la Ciudad de México, dijeron que no los van a callar y continuarán con la exigencia de justicia e insistieron en se tome en cuenta como línea de investigación la labor que desempeñaba en Veracruz.

Al respecto aseguraron que la Fiscalía no ha encontrado el móvil del crimen y a la fecha, la persecución política a Rubén y Nadia no es la principal línea de investigación.
El 31 de julio de 2015 tres hombres ingresaron armados a un departamento localizado en la calle Luz Saviñón.
Dentro del inmueble estaban el fotoperiodista Rubén Espinosa, la activista Nadia Vera, sus compañeras de piso Mile Martín y Yessenia Quiroz y la trabajadora doméstica, Alejandra Negrete.

En menos de una hora los hombres amordazaron, golpearon, torturaron y asesinaron con un tiro de gracia a las cinco personas.
Cabe mencionar que colectivos se han sumado a la exigencia de justicia para Rubén Espinosa y Nadia Vera, junto a Yesenia Quiroz, Mile Virginia Martín y Alejandra Negrete.
“El crimen de la Narvarte se convirtió en uno de los capítulos más dolorosos en la administración de Javier Duarte de Ochoa, entonces gobernador del Estado de Veracruz, y del ex presidente de México, Enrique Peña Nieto.
La labor solidaria con movimientos sociales y crítica hacia el Gobierno del Estado que ejercían Nadia y Rubén, les trajo como consecuencia la persecución incesante por parte de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz.
Aún recordamos la primera movilización en la ciudad de Xalapa, posterior al crimen: cientos de personas marchamos juntos desde Plaza Regina hasta Casa Veracruz.
Frente a las puertas del tirano, y a puño alzado, el pueblo lanzó la sentencia: "¡Duarte, fuiste tú!" Sin embargo, la justicia oficial no ha llegado, la línea de investigación política fue ignorada.
A diez años, el dolor nos recuerda que somos capaces de transformar, que preferimos construir sueños y derribar muros que olvidar.
Así, a diez años vale la pena seguir luchando.
Por ellos, por todos” han dicho en un desplegado.
