*Solo 40 minutos antes de iniciar la sesión continuaban sin cuadrar a los panistas los números para sacar adelante la autorización de un crédito bancario al estado por 3 mil millones de pesos
CIUDAD DE MÉXICO. (Agencias).- Lo ocurrido esta semana en el Congreso del Estado fue sorprendente, pero al mismo tiempo fue también algo muy natural, familiar en la comunidad política y de gobierno que suele hacer malabares insólitos para conseguir sus objetivos.
Sólo 40 minutos antes de iniciar la sesión continuaban sin cuadrar a los panistas los números para sacar adelante la autorización de un crédito bancario al estado por tres mil millones de pesos, incluido en el paquete económico 2026, que consta de un enorme pastel por 117 mil millones de pesos.
Sólo esos 40 minutos, y algo menos, tuvieron la gobernadora del estado, Maru Campos; el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña; el fiscal general, César Jáuregui; y el líder de la bancada del PAN en el Congreso, Alfredo Chávez, no para conseguir votos, sino para evitar votos en contra.
La votación requería de mayoría calificada: 22 de los 33 diputados presentes en la sesión.
Morena regularmente tiene 13 votos de su lado, 12 guindas más una aliada del PT.
Los otros 20 son de PAN, PRI, MC y Verde.
Lo sabemos, votaron esos 20 a favor, pero sólo 10 en contra, así que fue alcanzada la gloria del “a favor” con la “mayoría calificada”.
¿Y los otros tres votos morenos?
A estas alturas hierven sus reputaciones en los ácidos de los insultos, las amenazas y el total descrédito al interior de Morena.
Dicho en palabras de caníbales, se los quieren comer vivos.
Al menos en apariencia.
Así como en su momento Adriana Terrazas tuvo debut y despedida en Morena al aceptar la presidencia del Congreso sin el visto bueno de su bancada, dirigida hoy por el mismo juarense Cuauhtémoc Estrada, así quedaron en la picota ahora Edith Palma Ontiveros y Rosana Díaz Reyes, y la aliada del PT, Irlanda Dominique Márquez Nolasco.
A la hora oportuna de la votación, por ahí entre las tres y media y cuatro de la tarde del susodicho martes, cada una de las tres salió presumiblemente hacia el pipisroom sin votar.
Dejaron a Morena colgada de la brocha con sólo 10 votos.
Los aliados de la mayoría mantuvieron intactos sus 20 y, con ello, el triunfo de la “gobernabilidad presupuestal” para el fundamental 2026.
Esos hechos revelaron el presente del quién es quién entre las individualidades y los equipos encarrerados a mantenerse como actores principales, decisorios, para las elecciones del 2027.
Nada menos que una votación de esa naturaleza en el Congreso del Estado sirve de termómetro exacto para la respectiva medición.
Cuando Rosana Díaz y Edith Palma salieron discretamente hacia el pipisroom interpretamos que no eran ellas las que se dirigían a los baños, sino Ariadna Montiel, la secretaria del Bienestar, que el domingo pasado debió acatar la petición de la presidenta Claudia Sheinbaum para colocar al lado de esta al alcalde Cruz Pérez Cuéllar, en uno de los eventos que tuvo la jefa de la Cuarta Transformación aquí.
Rosana y Edith, al igual que el resto de los diputados de Morena, fueron parte de aquel establo que con todo su amor construyó el ahora senador Juan Loera para buscar la gubernatura.
Son hechura casi artesanal de sus manos.
A su vez, Loera fue hechura de Ariadna casi hasta la unción familiar, pero luego ambos pelearon hasta lo literalmente irreconciliable; algo así como la confrontación en el bando de “enfrente”, Daniela Álvarez–Mario Vázquez.
Rosana y todos los diputados locales pasaron íntegros al bando de Ariadna.
Así que no podía haber error en la interpretación.
Ariadna habría formado parte de la mega jugada para hacer perdedizos esos dos votos porque le pertenecen, y hasta el de Irlanda Dominique, la del PT, pero luego supimos que no; no tanto porque su equipo negara la súper jugada de la gobernadora, sino porque los ariadnistas se fueron al cuello de las “traidoras” con tal ferocidad que no admite dudas.
La “rudeza innecesaria” utilizada en su contra, a la que tanto se ha referido Rosana, y su advertencia de que acudirá ante las instancias correspondientes para denunciar violencia política de género confirman que no hubo visto bueno de la jefa Ariadna, aunque quizá sí, pero solo quizá, del líder parlamentario de Morena, Cuauhtémoc Estrada, quien ha conseguido transitar en sana y casi santa paz con su homólogo del PAN, el jefe del Congreso, Alfredo Chávez.
Cohabitan, es la palabra que gustan utilizar.
Así arranca la salud de Morena hacia el fundamental 2026 y así arranca también el sistema político estatal entre las otras fuerzas partidarias.
El juarense alcalde, Cruz Pérez Cuéllar, hábilmente escapó a las peligrosas redes de ese tema del presupuesto, pero también salió fortalecido su hasta ahora principal contrincante, el panista alcalde de la capital del estado, Marco Antonio Bonilla.
El edil chihuahuita levantó el escudo junto con los operadores de la gobernadora para reforzar la línea en favor del paquete 2026, salió rápido a declarar en favor del mismo cuando le fue solicitado y se alejó corriendo hasta donde las zancadas y el oxígeno le permitieron de los líderes empresariales de su municipio y de otros municipios del estado, algunos de esta frontera, que por obvísimas razones buscaron jalarlo a su lado para rechazar en particular el incremento al impuesto sobre nómina.
Aunque hubo bastante ruido mediático desprendido de la Torre Legislativa y todo apuntaba a que sería debilitada la imagen del PAN y de la jefa de los panistas en el estado, la realidad es que el estilo ruidoso y radical de las llamadas tribus internas de Morena terminó dañándolo y elevando los bonos azules.
Los empresarios críticos levantaron las carpas de su indignación, los bloqueos de su ataque de bilis; al fin pragmáticos como hombres de negocios que son, y prefirieron la resignación antes que llevar más lejos de ese momento la pelea contra la administración estatal.
Se replegaron apenas fue decretada la mayoría suficiente en el pleno del Congreso.
Conocen el carácter de Maru como a la palma de su mano.
Le hicieron ojitos a Morena, coquetearon abiertamente con sus legisladores, aunque no necesitaban convencerlos de votar en contra porque ya tenían la consigna nacional de rechazar deudas, pero no contaban con la astucia de Palacio ni que las necesidades para la “gobernabilidad” suelen tener los apoyos menos esperados y más sorprendentes.
Así ocurrió hoy.
Quizá quedó para los emprendedores la lección entendida y la indudable conclusión de que, con todo y sonoroso traspié, mantendrán su afiliación, sus acuerdos, sus apoyos, a la derecha; no a la izquierda.
Este es el otro coscorrón para Morena y los radicales guindas, aunque no para los moderados, pragmáticos y también derechosos que ahora militan en Morena.
Desde luego no queda el escenario pospaquete 2026 en calidad de definitivo.
Morena siempre ha sabido que los votos de Edith Palma y de Irlanda Dominique han estado prendidos con alfileres en su bancada.
Edith pertenece a la Sección Octava del SNTE más que a las siglas guindas; Irlanda es del PT.
En adelante, la desconfianza será mantenida a flor de piel.
Rosana quizá sea enviada al limbo, aunque cabe más en el PAN.
Con ambas fuerzas opera muy bien el PAN-PRI a nivel estatal.
Palacio ha sabido guardar esas “balitas” de la Octava y el PT para circunstancias como la ocurrida, pero faltan los ajustes mayores que vendrán a mediados del año próximo y, sobre todo, a finales de año.
A la Cuarta Transformación le interesará la gubernatura, pero le interesará más retener la mayoría en la Cámara de Diputados.
Su concentración estará en barrer con diputaciones federales a lo largo y ancho de un país que no pinta tan guinda como en 2018 ni en 2024, así que el Congreso de Chihuahua seguirá siendo referente sobre la salud política de unos y otros.