Por Andrés Timoteo
NO ABATIERON
El sábado batieron pero no abatieron. Ninguno cortó ‘rabo ni oreja’.
La zacatecana Rocío Nahle y el peroteño José Yunes salieron como entraron al primer debate en pos de la gubernatura.
Si acaso tuvieron unos raspones, pero ni ella ni él noquearon al oponente.
Nahle se la pasó a la defensiva y dando aclaraciones -vaya, como ha sido todo el primer mes de campaña- y volvió a victimizarse.
Lo nuevo fue su insidia respecto a la vida privada del rival siendo que ella se queja de sufrir ataques personales por ser mujer.
Tampoco supo dar respuestas con sustento e infalibles a todo lo que le espetó su opositor. Y, vaya, lo que marcó el debate -incluso antes de comenzar- y que dio la nota periodística fue su falta de cortesía que rayó en la grosería al negarse a saludar de mano a Yunes Zorrilla.
Eso puso el ‘foco’ mediático sobre ella, pero para mal, y además le valió un abucheo.
La nota informativa sobres tal desaire dominó la hora y media del evento, tanto en la prensa como en las redes sociales.
Pero no se trató de un exabrupto sino de un diágnostico del humor de la candidata: llegó enojada, intolerante e irritable. Y en política la forma es fondo.
Yunes Zorrilla tampoco noqueó y a parte de exhibir que la zacatecana solo paga 33 pesos bimestrales por el consumo de energía eléctrica en su mansión en Villahermosa no disparó un solo misil nuevo que la demoliera.
La dejó ir viva, un poco zarandeada, pero viva.
Cierto, desde su primera participación el peroteño abrió el fuego graneado contra la “candidata de Zacatecas” -y vaya que le dolía ese epíteto pues bastaba ver sus mohines captados por las cámaras-, pero recicló información ya circulada en las últimas seis semanas.
No aprovechó para dar la estocada que la postrara en tierra, aunque en lo positivó para él está que no se vio blandengue como era el pronóstico, aunque tampoco fue demoledor.
AMORES PERROS
Eso sí, hay que reconocerle a Yunes que no se enganchó ni respondió con la misma degradación en las seis veces que Nahle lo puyó deslizando asuntos de su vida privada.
El candidato se abstuvo de poner en el ruedo al esposo José Luis Peña, involucrado en el enriquecimiento ilícito ni a las hijas que disfrutan los bienes mal-habidos por la mamá.
Una habita el departamentazo de San Pedro Garza García en Nuevo León y la otra el de Manhattan, Nueva York, pero Yunes no tocó el círculo familiar e íntimo de su contrincante como sí lo hizo la zacatecana.
Al cruzar esa línea roja del entorno íntimo de su rival, Nahle abrió la puerta para que se ventilen sus asuntos personales, sobre todo algunos temas que en Coatzacoalcos son del cotilleo público -infidelidades, prole no reconocida y amores perros, como la película-.
Seguramente el peroteño no lo hará, pero habrá quienes lo hagan gustosos.
Si ya la tunden con sus casotas, camionetotas, gasolinerotas y dinerote en bancos extranjeros, bien se darán vuelo con ese tópico que ella misma puso sobre la palestra.
Lo que al candidato aliancista le faltó fue una respuesta contundente al señalamiento de que Duarte le compró una casa en el Pedregal de San Ángel y que lo subsidió con dinero en efectivo.
Tan sencillo era convocar a su rival para que presente la respectiva denuncia penal como él mismo lo hizo por la riqueza inmobiliaria que le adjudican.
Con eso desactivaba el obús, llevando el asunto a las instancias jurisdiccionales y que ahí presenten y cotejen las pruebas.
Pero no lo hizo.
Yunes se lo guardó y dejó que la zacatecana le metiera ese ‘gol’.
En resumen, más allá de la propaganda del postdebate, ninguno ganó la escaramuza.
Nahle y Yunes debatieron y batieron, pero no abatieron.
PERDEDOR Y GANADORES
Por supuesto que hubo perdedores y ganadores.
El perdedor indiscutible fue el OPLE por las preguntas tan torpes que formularon.
Los barriobajeros las tildarían de ‘pedorras’, aunque usando un término políticamente correcto fueron flojas, ‘rolleras’, desorganizadas y a las que ninguno de los debatientes hizo caso.
Los candidatos se confundieron por ser cuestiones repetitivas y hasta los mismos moderadores, Eirinet Gómez y Leonardo Curzio, tuvieron dificultades para que les entendieran.
Claro, no fue su culpa de ellos sino de los organizadores. Asunto bochornoso.
Y, ¡sorpresa!, uno de los ganadores de debate fue Cuitláhuac García al que si bien Yunes Zorrilla lo aludió como ejemplo del mal gobierno, no machacó sobre él con nombre y apellido.
El único que lo mencionó directamente fue el emecista Hipólito Deschamps, pero ese ‘ni fu ni fa’.
Lo más agasajador para García Jiménez fue que Nahle lo defendió y dos veces.
¡Sí, se aventuró a defender al indefendible!
Vaya que se requiere valor para darse ese balazo en el pie.
El gobernante estará saltando de contento porque la zacatecana no se deslindó de él y hasta prometió que continuará con su legado.
Otra ¡sorpresa!, el segundo ganador fue Javier Duarte quien estuvo presente sin estarlo y se confirmó como asesor de campaña y proveedor de misiles de la zacatecana.
Tremenda vuelta del revés: los que debieron servir de piñatas esquivaron los palos y fueron protagonistas incólumes.
*Envoyé depuis Paris, France.