® Notiver La Noticia En El Momento Que Sucede. Todos los Derechos Reservados

TEXTO IRREVERENTE ! MALA GENTE - Es una historia de mezquindad. Se les concedió la veleidad a los habitantes de la colonia Zaragoza de la ciudad de Veracruz y echaron a los hambrientos que les incomodan...

Es una historia de mezquindad. Se les concedió la veleidad a los habitantes de la colonia Zaragoza de la ciudad de Veracruz y echaron a los hambrientos que les incomodan. Esos que acuden a recibir un plato de comida en el desayunador "San...

Por Andrés Timoteo

MALA GENTE

Es una historia de mezquindad.

Se les concedió la veleidad a los habitantes de la colonia Zaragoza de la ciudad de Veracruz y echaron a los hambrientos que les incomodan.

Esos que acuden a recibir un plato de comida en el desayunador "San Vicente de Paul (y) Virgen María Auxiliadora".

"No los queremos aquí", había declarado hace días a la prensa local uno de los lidercillos de los mezquinos llamado Héctor Ricardez y se descosió en acusaciones: andan sucios, enseñan sus impudicias, roban, molestan, ensucian y dan mal aspecto.

A su decir, los necesitados que acudían al comedor comunitario habilitado por la feligresía del templo La Gran Madre de Dios son una especie de indeseables -intocables les decía en la India a los pobres, sólo le faltó etiquetarlos así-.

Vaya, los mezquinos de la Zaragoza ven en ellos demonios encuerados.

Y por eso les quitaron el pan de la boca.

Para muchas de esas personas, que la vida los orilló a depender de la caridad pública, recibir una comida caliente por las mañanas tal vez es el único alimento que consumen al día y ellos se los quitaron.

Son mala gente.

Otras señoras espantadas de la misma colonia también se conjuraron contra los hambrientos.

Drogadictos, delincuentes, asaltantes, acosadores, les dijeron de todo.

¿Qué tanto es cierto?

No se sabe pero la injuria utilitaria fue sembrada para justificar su exigencia de cerrar el comedor y que se vayan con su hambre a otra parte.

Mala gente, se repite.

También son mala gente los funcionarios municipales que secundaron la infamia.

Mala gente su jefa que los mandó.

Los empleados del ayuntamiento porteño corrieron a poner sellos de clausura al desayunador para cumplir el capricho de los mezquinos.

Alegaron que los hambrientos son "un foco de riesgo por la inseguridad que generan".

¿En serio ese fue el argumento para atacar un comedor comunitario, para cancelar una obra de buena voluntad?

Además de mala gente -ellos y su jefa- son farisaicos.

Les echaron a los inspectores de la Dirección de Comercio pero ahí no es negocio, no se vendía nada, todo era a gratuidad y generosidad.

El gazapo municipal fue perverso, ilegal e inmoral.

¿Por qué los quejosos y el ayuntamiento no acordaron sumarse a la causa y propusieron una vigilancia policíaco-ciudadana, además de enviar a trabajadores sociales del DIF municipal para asistir a los que acudían a recibir alimentos?

Así completarían la obra caritativa al tiempo de proteger el entorno que, según ellos, está amenazado por los hambrientos.

No lo hicieron porque su intención es no tenerlos cerca, no verlos y se dan por satisfechos con echarlos del vecindario.

¡Qué se vayan con su necesidad a otra parte!

Los activistas que llevaban el desayunador evidenciaron a los mezquinos, cuando les pidieron pruebas de que sus comensales amenazaban la seguridad vecinal.

"Cómo les vamos a negar si nomás dicen, dicen y no enseñan nada, nada enseñan, que les molesta tener su banqueta, oiga, esta es mi casa, la banqueta es del pueblo; si vienen y nos presentan pruebas y todo nosotros actuamos”.
“Los vecinos se quejan, pero nunca nos traen una foto, una sola prueba", dijo la señora Leticia Morales.

Y, en efecto, los mezquinos no tienen prueba alguna, ya no se diga denuncia ministerial de que fueran amenazados o molestados por los asistentes al desayunador.

Aún así las autoridades municipales actuaron a contentillo faltando a su responsabilidad legal de velar por los más vulnerables.

¿Dormirá tranquila la alcaldesa?

POR UN PEDAZO DE PAN

Al comedor "San Vicente de Paul (y) Virgen María Auxiliadora" no sólo acudían los menesterosos sino también familiares de los enfermos que están internados en el Hospital Regional de Veracruz, ubicado a unas cuadras, y que son, en su mayoría, gente pobre.

Diariamente en ese comedor comunitario se alimentaba a 150 necesitados y ahora ya no porque los mezquinos de la Zaragoza y los funcionarios porteños de peor estampa les quitaron el pan de la boca.

Acciones aberrantes como ésta hacen recordar aquella canción del músico y sacerdote dehoniano José Fernandes de Oliveira, mejor conocido como Padre Zezinho -es brasileño-,

"Por um pedaço de pão".
"Al no tener vino y pan,/ y por faltarle comida,/ yo vi a más de un hermano/ amargado de la vida./ Y por no dar de su pan/ y por no dar de su vino,/ he visto a más de un hermano/ volverse un hombre mezquino./ Por un pedazo de pan/ y por un poco de vino/ vive la gente en conflicto/ en un mundo maldito por no compartir".

En fin, en la ciudad porteña se consumó tal injusticia con rudeza adosada.

¿Serán creyentes los quejosos de la colonia Zaragoza?

Si lo son o no de cualquier forma deben recordar que las canalladas tienen retribución con el karma, el destino, el cosmos, el yin-yang, la justicia divina o como le quieran llamar.

Si creen en Jesús deberían reparar en la melodía de otro compositor, el español Miguel Manzano -murió el año pasado, una pérdida para la filosofía musicalizada- en la que advierte:

"Su nombre es el Señor, el que sed tiene,/ el que pide por la boca del hambriento./ Está preso, está enfermo, está desnudo,/ pero Él nos va a juzgar por todo eso".

*Envoyé depuis Paris, France.