
Por Andrés Timoteo
LAS MISMA AGUAS
En la historia de nunca acabar.
Claro, una historia criminal porque involucra atentados contra las vidas de personas enfermas.
Por lo tanto, sus responsables son ladrones y además potenciales -si no es que ya consumados- asesinos.
Hace quince años fue el Avastin, un medicamento derivado del bevacizumab que inhibe el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y se usa para tratar diversos tipos de cáncer -de colón, mama, pulmón, riñón, ovarios y sangre-.
Y hoy es el Cryofaxol cuyo nombre genérico es ciclofosfamida, usado contra el crecimiento de tumores.
Es un activo también para combatir el cáncer -el Linfoma de Hodgkin, leucemia, cerebral, ocular, de mama, ovario, riñón, pulmón y Sarcoma de Ewing o de huesos-.
Ambos fueron descubiertos por empleados del Centro Estatal de Cancerología (Cecan), de Jalapa, que en lo hechos son adalides del bien-actuar porque descubrieron la prueba del crimen contra los pacientes y no se callaron sino que denunciaron.
En junio de 2010, un laboratorista de dicho centro detectó una ampolleta de Avastin de 400 mg., abierta, manipulada y con un contenido extraño.
Resultó ser agua destilada que se le estaba inyectando a pacientes con cáncer, principalmente niños.
Gobernaba el innombrable y este maniobró para ocultar esa falsificación del fármaco pues la alteración se hacía en el Centro Estatal de Mezclas que era supuestamente manejado por incondicionales de un familiar suyo muy cercano, de primera línea.
Su sucesor Javier Duarte y los gobiernos federales del panista Felipe Calderón y el priista Enrique Peña, también lo ocultaron.
Se supo hasta años después el gobernador Miguel Ángel Yunes lo hizo público.
Por tal escándalo que se volvió internacional, el innombrable tuvo que renunciar al consulado de México en Barcelona.
Empero, ni él ni los otros pillos involucrados en ese crimen de lesa humanidad fueron castigados.
Ahora que gobierna el morenismo se destapa otro crimen similar.
Un químico del Cecan descubrió en abril pasado un lote de 105 cajas de Cryofaxol falso.
Los empaques de las ampolletas tenía etiquetas alteradas con diferente tipografía, leyendas oficiales falsas y datos incorrectos.
No se trataba de bevacizumab sino agua destilada.
¿Quién vendió esa medicina falsa?
La empresa FlexaPharm S. A. cuyo domicilio fiscal está en la conurbación de Jalapa con Emiliano Zapata y se sabe que sus "dueños" son los hermanos Diana y Jorge Salas.
La primera es actriz teatral y estudiante de Pedagogía, y el segundo maratonista amateur.
Ellos estarían ligados al morenismo a través del PVEM.
En el 2022 firmaron como socios constituyentes de FlexaPharma pero en realidad serían prestanombres de exfuncionarios del cuitlahuismo -adivinen quiénes-.
Su compañía no solo recibió contratos del gobierno estatal sino también de las delegaciones del IMSS en el sexenio anterior.
EL SISNIEGA DE NAHLE
¿Cuánto medicamento falso han vendido desde el cuitlahuato y cuántos pacientes recibieron agua destilada en lugar de medicina oncológica?
No se sabe ni se sabrá porque lo van a ocultar pese a que el caso ya llegó dos veces a la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum y que ella misma anunció una investigación al respecto.
No pasará nada y prueba de eso es que el responsable del actual gatuperio en la Secretaría de Salud estatal sigue en el cargo.
Es José David Rangel Zermeño, director administrativo de la dependencia.
Dicen que es yucateco y fue subdirector de la ayudantía del expresidente Andrés Manuel López Obrador -guarura, pues-.
Luego Rocío Nahle, siendo titular de la Secretaría de Energía, lo acomodó como jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos y después lo movió a ser secretario de los consejos de administración de CFE, del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) y del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).
En todos esos cargos se decidía el uso de los presupuestos.
Lo que siempre contaron en esas dependencias fue a este señor lo colocaron allí para operar los negocios con factura al erario.
Ya como gobernadora de Veracruz, Nahle se lo trajo para hacer lo mismo con el abultado presupuesto de los Servicios de Salud.
Lo nombró a finales de enero cuando se pudo sacudir al mexiquense Ignacio Macario quien solo duró un mes en el cargo y que se lo había impuesto el Grupo Texcoco que lideran la gobernadora Delfina Gómez y su secretario de Gobierno, Horacio Duarte.
Fue la cuota por la ayuda en la operación electoral del 2024.
Ahora Rangel fue cachado en la maroma del contrato millonario a FlexaPharma y además corre la versión de que a esa y otras empresas les aplicó 'moches' del 20 por ciento.
Claro, el tipo no se manda solo, detrás de él hay trúhanes con más poder, por eso no lo corren.
Ellos le ordenan el clásico:
¡A lo que te truje Chencha!
ya que fue traído al estado para hacer negocios sin importar que estos comprometan la salud de los veracruzanos.
David Rangel es el Jorge Sisniega de Nahle.
Conclusión: Las aguas turbias del nahlismo son las mismas de la fidelidad.
Y sus víctimas también son las mismas: los enfermos de cáncer timados en los hospitales donde deberían curarlos.
*Envoyé depuis Paris, France.