
Por Andrés Timoteo
LA FIESTA AGUADA
Histórico, sin parangón, único, excelso, paritario, ejemplo nacional, todo eso decían del "primer grito" de la zacatecana Rocío Nahle en Veracruz.
"primer grito"
Lo dijeron, claro, sus apologistas mediáticos pero la realidad les volvió a dar de cachetadas porque halagos y fiesta se fastidiaron con la negativa de cuatro alcaldes para dar su propio "grito".
Todos son de la zona norte azotada por una ola de sangre desde el inicio de este sexenio: Coxquihui, Zozocolco de Hidalgo, Coahuitlán y Cerro Azul.
Los tres primeros están en el Totonacapan y el tercero en la Huasteca Veracruzana.
La decisión de los ediles para suspender el festejo patrio del 15, ayer, y 16, hoy, pega a la percepción que le quisieron dar los panegiristas en la prensa a la fecha y a la zacatecana.
No gritaron todos -se supone, ya hoy en la prensa estará el dato certero si lo hicieron o no- porque el imperio del crimen se los impidió.
Se entiende pues que cuatro de los 2012 municipios están en situación crítica, que sus autoridades y gente tuvieron miedo de un ataque del crimen organizado plenamente identificado en ambas zonas.
En la sierra totonaca predomina el cartel Grupo Totonacapan y en la Huasteca el Grupo Sombra.
Ambas organizaciones no han sido combatidas por la autoridad estatal y por lo tanto son un peligro latente y la cancelación de los eventos patrios sólo es el resultado las inacciones del gobierno.
Empero, ayer en horas previas a los eventos patrios, Nahle salió a partidizar la decisión de esos cuatro ayuntamientos teorizando que se trata de una estrategia política para dañar a su gobierno pues sus ediles militan en Acción Nacional.
"Los cuatro son del mismo partido político, es una cosa extraña, pero no hay motivo para cancelarlo (el evento)", dijo en conferencia de prensa.
¿Qué se debe entender? ¿Que es un complot en su contra?, ¿que de nueva cuenta ella es la víctima y no los habitantes de Coxquihui, Coahuitlán, Zozocolco y Cerro azul?
Su alocución es una salida fácil para negar la situación.
Y ojo, Nahle ni por equivocación culpó a los grupos delictivos que dominan esas regiones como los responsables del miedo municipal.
Es más, al decir que "no hay motivo alguno" para cancelar los "gritos" tácitamente los exculpó del entuerto municipal y el clima de terror que hay pues dijo que, a excepción de Coxquihui, todo es paz y armonía.
LOS AMENAZÓ
De paso lanzó una amenaza a los ediles panistas para tratar de obligarlos a gritar anoche.
"Nosotros hemos sido muy respetuosos”.
“Yo sobre todo he sido respetuosa con los municipios, con la Ley del Municipio Libre y soberano” (sic).
“Los municipios tienen soberanía, libertad de decisión, de expresión", externó.
¿Por qué habló en pasado y con verbo compuesto -"he sido respetuosa"-?
La sicología política marca que al usar este tipo de conjugación es para poner un "hasta aquí".
O sea, les dijo que ha sido respetuosa de la ley y con ellos pero ya no lo será más: o gritan o sufrirán las consecuencias.
Los alcaldes que no hayan gritado se les vendrá la noche encima y de nada valdrá la "Ley del Municipio Libre y Soberano", como ella la define -su nombre real es la Ley Orgánica del Municipio Libre, pero como la señora no es veracruzana pues no conoce las leyes- porque ya no los dejará ni ser soberanos ni libres de decidir ni tener libertad de expresión.
Y no es una suposición sino una deducción de lo que ella mismo externó a guisa de amago.
Vaya, ¡se enchiló en plena fiesta patria!, habrán dijo totonacas y huastecos.
Entonces, ¿gritar o no gritar?, fue el dilema para esos cuatro ediles.
Hoy se sabrá si surtió efecto la amenaza de la zacatecana o los alcaldes optaron por cuidar a sus ciudadanos.
TENÍA 4 GRITONES
Pero una solución estaba a la vista.
Si Nahle afirma que todo está tranquilo en el norte y no existe el riesgo de ataques armados contra las autoridades y los lugareños, en estos cuatro municipios pues hubiera mandado a su gente a dar el gritazo.
Tiene de dónde escoger y personajes muy 'ad hoc' para esos mismos sitios.
A Coxquihui hubiera enviado a su subsecretario de Finanzas, Eric Domínguez, al que ligan con el Grupo Totonacapan.
A lo mejor así esa banda no se atreve aaa mandar drones con explosivos al palacio municipal ni contra los festejantes, ¿no creen?
A Zozocolco de Hidalgo hubiera mandado a la diputada local Miriam García, esposa del anterior, y también representante distrital de esa misma organización.
A Coahuitlán a la diputada suplente, Dolores Gutiérrez, esposa de Basilio Picazo uno de los capos del Grupo Totonacapan para aplacar sus huestes durante los eventos patrios.
Y a Cerro Azul debió enviar su subsecretario de Gobierno, José Manuel Pozos que fue alcalde de Tuxpan, que es colindante, y sabe el teje-maneje de las organizaciones delictivas, especialmente del Grupo Sombra al que toleró y fomentó en su periodo -todavía es alcalde con licencia-, y así tal vez éste hubiera dejado tranquilos a los cerroazuleños.
La zacatecana tenía en su haber a cuatro gritones adecuados para haber suplido a los ediles remilgosos, miedosos y desobedientes.
¿Por qué no los mandó a calmar sus propias fieras?
*Envoyé depuis Paris, France.