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TEXTO IRREVERENTE | FALTA DE CREATIVIDAD - Recurriendo a la nostalgia 'serievisiva', Lady Olenna -la "Reina de las Espinas" en Juego de Tronos-, se arrepintió al final de su vida por carecer de suficiente creatividad. "Ese fue mi más grande error...

Recurriendo a la nostalgia 'serievisiva', Lady Olenna -la "Reina de las Espinas" en Juego de Tronos-, se arrepintió al final de su vida por carecer de suficiente creatividad. "Ese fue mi más grande error, una falta de imaginación", le dice a su verdugo...

Por Andrés Timoteo

FALTA DE CREATIVIDAD

Recurriendo a la nostalgia 'serievisiva', Lady Olenna -la "Reina de las Espinas" en Juego de Tronos-, se arrepintió al final de su vida por carecer de suficiente creatividad.

"Ese fue mi más grande error, una falta de imaginación", le dice a su verdugo antes de tomar la copa de veneno.

En la parodia aldeana la falta de creatividad, sobre todo en el asunto cultural, es el pecado del actual gobierno.

Por ejemplo, el anterior fin de semana se realizó en Coatzacoalcos el Festival del Mar revivido de la era priista-fidelista.

Lo creó el alcalde Iván Hillman en el 2005 y aunque en su momento fue una opción cultural aceptable y reconocida éste se devaluó con la crisis de inseguridad en el sur veracruzano.

Joaquín Caballero, el último edil priista, dejó de organizarlo tanto por falta de dinero como porque nadie quería ir a Coatzacoalcos que llevaba al menos un lustro figurando en las mediciones como una de las ciudades más peligrosas del mundo.

Algo le ha de haber movido o recordado a la zacatecana Rocío Nahle que decidió reorganizarlo una década después según que para también revivir la vida cultural y turística de la urbe.

No es el primer evento priista que recicla, ya en Boca del Río resucitó el Festival de la Salsa creado por el alcalde duartista Salvador Manzur.

Y así pueden seguir las citaciones.

Otro ejemplo es la desvencijada Cumbre Tajín ideada hace un cuarto de siglo por el exmandatario priista Miguel Alemán.

No se menciona al Carnaval de Veracruz porque ya no existe, lo convirtieron en un festival de verano -dicen que lo rescatarán para el 2026- y era una fiesta ancestral igual que el festejo de La Candelaria en Tlacotalpan.

En ambas, el gobierno actual no tiene mérito.

¿Qué oferta artístico-cultural ha creado el nahlismo además del reciclaje de festivales?

Un par.

El Festival Internacional del Bolero que acaba de efectuarse en julio pero que pasó sin pena ni gloria.

La idea es buena aunque no original pues en el país existen al menos diez festivales similares.

Empero, es aceptable.

Lo malo fue que no se promocionó lo suficiente y se quedó en el ámbito de la aldea.

El segundo es el Festival Yolpaki realizado por vez primera en el puerto de Veracruz durante mayo y es, quizás, el evento que más representa la política cultural del sexenio: danzas autóctonas, puestos de fritangas y tenderetes de artesanías.

A eso se reduce la visión de la secretaria de Cultura, Xóchitl Molina.

Además le pasó lo mismo que a la fiesta del bolero, todo se quedó en el ámbito local.

Ninguno de los dos festivales fue pensado ni organizado para ser de alcance nacional, mucho menos internacional.

No atrajeron turismo de calidad ni lograron poner "de moda a Veracruz" en el entramado cosmopolita.

Podría decirse que en el gobierno estatal se piensa en chiquito.

La visión y política públicas por lo cultural es muy pardal y, por lo tanto, el resultado que arrojan sus eventos es igualmente baturro.

NI DOÑA MARINA

Pero regresando al Festival del Mar que es el ejemplo más reciente.

La parte artístico-musical daba para que más bien lo llamaran "Festival del Ayer" porque sus invitados fueron de la vieja guardia.

Solo revisen: Reily Barba -¿qué no había perdido ya la voz y estaba internado en una clínica de desintoxicación?-, Tania Libertad y Los Ángeles Azules.

Ellos eran famosos y aclamados ¡hace dos o tres décadas!

Las lenguas viperinas alegan que los contrataron por ser los más baratos. Hum.

Eso sí, hay que destacar a la soprano Olivia Gorra, originaria de Coatzacoalcos, la única rescatable del evento.

La parte cultural no fue tal sino partidista porque llevaron a la propagandista del régimen Sabina Berman y a la "ministra burra" Lenia Batres que hicieron un acto de proselitismo pro-Morena.

La invitada más 'ad hoc' fue la escritora Laura Esquivel, aunque fuera de su éxito "Cómo agua para chocolate" (1989) no ha dado golpe editorial.

Esquivel fue diputada federal de Morena hace dos legislaturas y solo iba dormir o tejer en las sesiones parlamentarias.

No se le recuerda una sola propuesta citable ni una sola intervención destacada en la tribuna.

Lo más cómico es que el público que acudió a escucharlas en su mayoría fueron personas de la tercera edad.

Con beneficiarios de los programas sociales -acarreados, claro- llenaron los auditorios.

Vaya y se corrige, al evento mejor le hubieran nombrado "Festival 65 y Más".

Risas.

La falta de creatividad en la secretaria Molina es pasmosa.

¿Por qué no le dedicó el festival a la poeta Oralia Bringas, nativa de Coatzacoalcos, una de las mujeres que en el siglo pasado abrieron brecha en las letras y el periodismo del país?

¿Y por que no reivindicar culturalmente a La Malinche, Malinalli o Doña Marina que según los historiadores también nació ahí en Coatzacoalcos y fue un personaje femenino crucial en la historia de México?

Fácil, porque esas dos mujeres no hacían ollas de barro ni bailaban sones autóctonos ni preparaban molotes ni gordas de chicharrón.

Ese es el pecado de Bringas y Doña Marina para no encajar en el perfil folclórico-garnachero de la política cultural de la señora Molina y su jefa.

*Envoyé depuis Paris, France.