
Por Andrés Timoteo
EL "RATONARIUM"
El desvencijado Acuario de Veracruz en los últimos años no albergó especies marinas de interés turístico, conservacionista o científico sino especímenes de roedores con cola larga: los cuitlahuistas liderados por el exprocurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez y el exsecretario de Finanzas, José Lima.
De acuerdo con el informe que presentó en días pasados la titular del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), Delia González, la remodelación del "Aquarium" -así le puso el gobierno anterior luego de apropiarse por asalto del fideicomiso que lo administraba- registra un daño patrimonial de 81 millones de pesos en el 2024.
Lo reportado por González Cobos es un mar de revelaciones.
Para empezar, dicha obra no costó 450 millones de pesos como Rodríguez Cortés y Lima Franco lo aseguraron en noviembre pasado cuando fue inaugurada sino que la inflaron en más de un 15 por ciento.
La auditora señala que tuvo un costo final de 512.3 millones de pesos, o sea que se pagaron 72.3 millones adicionales.
Esta primera mentira abre el arcón de los chanchullos pues de esos 512.3 millones se robaron a lo descarado 81 millones.
Y no conformes con inflar el costo, modificar la proyección del presupuesto y embolsarse millones de pesos, Rodríguez Cortés y Lima Franco permitieron que la obra física fuera deficiente y un riesgo para visitantes y trabajadores.
El rosario de irregularidades que reporta el Orfis es largo, aunque los más graves son pagos en exceso por volúmenes no ejecutados -obras fantasmas'-, trabajos de mala calidad por deficiencias técnicas, costos elevados así como desprendimiento de material y terminaciones deficientes en estanques.
E hincaron la uña a fondo con precios inflados en hasta en 400 por ciento en el acero para las estructuras de pilares y cimentación así como en tabiques, pintura, tablaroca y otros suministros.
¡A todo le sacaron jugo con sobrecosto pagado con dinero público!
Por eso se sustenta la teoría de que en el Acuario de Veracruz no hubo fauna marina sino fauna roedora nociva.
Fue un ratonario -ojo, que no ratonera porque ese nombre es para las trampas- o "Ratonarium" si se atiende el nominativo que les gustaba a esos pillos.
A pesar de todo eso hay una garantía de impunidad que fue adelantada hace un par de días por la gobernante en turno, Rocío Nahle, quien exigió a la empresa constructora ¡reparar el daño patrimonial! -risas- como si sus directivos hubiesen sido funcionarios públicos.
La zacatecana les dio un ultimátum a los constructores pero no mencionó a Rodríguez Cortés ni a Lima Franco ni a el jefe de ambos, Cuitláhuac García, por ese latrocinio.
Claro que es una declaración tramposa a fin de distraer a la opinión pública y proteger a los responsables directos del chanchullo.
Lo que hizo la empresa es la parte física, pero los que maquinaron toda la maniobra documental con reportes alterados para concretar el robo fueron los funcionarios cuitlahuistas.
¿Por qué Nahle no les extendió ese ultimátum a Rodríguez, Lima y García para devolver los 81 millones?
Porque no los tocará a pesar del evidente latrocinio.
Prefirió lanzar un distractor poniendo a la empresa como la única a solventar.
IGUAL QUE "FIDELIDAD I"
Por si fuera poco, la remodelación del "Ratonarium" fue hecha sin los permisos suficientes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) o sea también violaron disposiciones legales de la federación.
Pero el chanchullo en el centro recreativo ya se había anticipado con hechos concretos.
Lo que ahora informó el Orfis sólo es el epílogo de lo que sucedió en octubre pasado, un mes antes de su inauguración, cuando el cimbrado del mismo edificio se desplomó.
Los funcionarios estatales culparon a las rachas de viento generadas por un frente frío pero en realidad fue la mala calidad de los materiales y del trabajo.
Aquí hay que destacar que la firma constructora si bien no es la responsable de reportar las cifras contables si tiene culpa en el enjuague y más porque mantendría relación directa con el exprocurador ambiental Rodríguez Cortes en ese y otros negocios con el erario.
La compañía es Arrendadora Constructo S.A., propiedad de la familia Canales Freeman, originaria de Ciudad Mendoza -como Rodríguez- y que durante años ha hecho transas con los gobiernos estatales, principalmente los priistas.
Para que no se olvide, también hizo el puente "Fidelidad I" en Jalapa que en el 2009 se desplomó cuando un tractocamión se quedó atorado en la cima.
No la castigaron por aquel puente malhecho y no la castigarán por la porquería realizada en el acuario.
La concesión de está última obra no fue fortuita pues la compañía amplió el número de basureros bajo su concesión en el sexenio pasado y en especial opera el relleno sanitario en Nogales que concentra los residuos de una veintena de municipios en la zona centro.
El ese negocio Rodríguez Cortés y Zenyazen Escobar, el exsecretario estatal de Educación, serían socios de los Canales Freeman.
Entonces, ¿cómo no le iban a dar el negocio del "Ratonarium"?
Y vaya que Escobar aparece en toda la mugre que va saliendo del cuitlahuismo.
*Envoyé depuis Paris, France.