
Por Andrés Timoteo
EL POETA DEL OTOÑO
Agonizan los días veraniegos.
El lunes, el solsticio de otoño pondrá fin a un 'verano peligroso', diría la canción, pues fue uno de los más calurosos del siglo, al menos en Europa.
En México también dio tarascadas, aunque no muchas.
Hubo días quemantes, pero se adelantaron las lluvias.
Y ya se acaba.
Con él se van no sólo las temperaturas sofocantes sino también los recuerdos y vivencias del tiempo ideal para vacacionar y vivir pasiones intensas, según el rostro amable de la temporada.
Y llega el otoño.
Hace exactamente 80 años sonaba a nivel mundial una de las melodías más hermosas y reproducidas -en todos los idiomas- del orbe.
Su título y letra originales son en francés, "Les feuilles mortes" o "Las hojas muertas" basada en el poema de Jacques Prévert, llamado el poeta del otoño.
Era un escritor bucólico, nostálgico y algunos hasta lo consideran lúgubre.
Le escribía al paso del tiempo, a los amores que terminan, al envejecimiento, a la soledad, al olvido, a los recuerdos y a la muerte.
Eso tal vez porque lo marcó, siendo adolescente, la Primera Guerra Mundial y como adulto la segunda gran guerra.
De hecho, el poema "Les feuilles mortes" lo escribió en 1943 cuando parte de Francia y Europa estaban devastadas por el nazismo invasor.
Y aún con su carga de tristeza está considerado como uno de los textos más bellos de todos los tiempos.
"Ay, quisiera tanto que recuerdes/ los días felices en que éramos amigos./ En aquel tiempo la vida era más linda/ y el sol más brillante que hoy./ Las hojas muertas se recogen a montones,/ los recuerdos y las penas también/ y el viento del norte se las lleva en la noche fría del olvido".
"¿Viste? No me olvidé de la canción que me cantabas./ Es una canción que se nos parece:/ tú, que me amabas, yo que te amaba/ y vivíamos los dos juntos/ pero, levemente, la vida separa/ a los que se aman sin hacer ruido,/ y el mar borra en la arena los pasos de los amantes separados".
"Pero mi amor silencioso y fiel/ sigue sonriendo y agradece a la vida./ Te amaba tanto, eras tan hermosa,/ ¿cómo quieres que te olvide?/ Eras mi más dulce amiga,/ pero los lamentos no me aportan nada/ y la canción que cantabas/ siempre, siempre, la voy a escuchar".
VENECIA SIN TI
En Estados Unidos fue la canción de la postguerra.
La titularon "Autumn leaves" -"Hojas de otoño"-, en España y América Latina también así se conoció.
La compuso Johnny Mercer y no hubo cantante ni banda famosos que no la interpretaran.
También se volvió icónica en el jazz.
Veinte años después, en 1964, el mismo poema de Prévert inspiró la canción "Triste Venise" compuesta por el cantante galo Charles Aznavour que igualmente derivó en una melodía de culto sobre los amores perdidos.
Magistralmente, Aznavour sustituye las hojas caídas por los amantes que ya no lo son.
"Que c'est triste Venise/ au temps des amours mortes./ Que c'est triste Venise/ quand on ne s'aime plus".
("Es tan triste Venecia/ en el tiempo de los amores muertos./ Es tan triste Venecia/ cuando uno ya no se ama más").
En español la llamaron "Venecia sin ti" y es igual de hermosa pues los traductores lograron plasmar la esencia del poema de Prévert.
Del poeta del otoño hay datos curiosos.
Nació a destiempo, por su talento le tocaba la Belle Époque, aquella época de fulgor creativo del siglo XIX, pero lo hizo en el siglo veinte.
Fue escritor, actor -fundó el "Grupo de Octubre", una compañía de teatro callejero-, pintor y guionista de cine.
Es un literato surrealista a la par de Robert Desnos, Louis Aragon y André Breton aunque él no quería escribir.
Le huyó a la pluma por años hasta que ella lo alcanzó.
Él mismo decía: "me llaman poeta, pero para nada lo soy".
Escribió guiones para un centenar de filmes, los más famosos son "Les enfants du paradis" ("Los niños del paraíso") y "Le roi et l'oiseau" ("El rey y el ruiseñor") -basado en el cuento del danés Hans Christian Andersen-, catalogados entre los cien mejores de la historia del séptimo arte.
PARÍS DE NOCHE
Prévert tiene un poema corto alabado desde hace décadas por las feministas pues sutilmente ataca la costumbre del varón patriarcal -machista, dirían en México- decretando que a la mujer no se le puede encadenar ni con regalos ni con halagos.
Se llama "Pour toi mon amour" -"Para ti mi amor" (1949)-.
"Fui al mercado de pájaros/ y compré pájaros para ti mi amor./ Fui al mercado de flores y compré flores para ti mi amor./ Fui al mercado de chatarra y compré cadenas/ pesadas cadenas para ti mi amor. /Después fui al mercado de esclavos y te busqué/ pero no te encontré mi amor".
En otro poema corto, "Paris at night" -así en inglés ("París de noche" de 1944)- cuenta sobre los amantes en una ciudad bajo guerra y en medio de la escasez de todo cuando la luz de los fósforos era suficiente para alimentar el amor y resistir la calamidad.
"Tres cerillas una a una encendidas en la noche,/ la primera para ver tu rostro entero,/ la segunda para ver tus ojos,/ la última para ver tu boca./ Y toda la oscuridad para recordarme todo esto,/ estrechándote en mis brazos".
En fin, Jacques Prévert es un poeta para leerlo siempre, pero más en otoño.
*Envoyé depuis Paris, France.