
Por Andrés Timoteo
DRONES Y RECADOS
El norte veracruzano sigue ardiendo y la gobernante en turno de fiesta en fiesta.
Mientras que en penal de Tuxpan los maleantes intentaron detonar explosivos dirigidos por un dron -el tercer caso de este tipo en menos de un mes en la zona norte- y en Córdoba fue asesinado el director del reclusorio La Toma, la zacatecana Rocío Nahle andaba en su Festival del Mar.
Mucho menos interrumpió la pachanga porque un profesor plagiado apareció muerto en la cajuela de su automóvil en Altotonga -es el segundo maestro asesinado en menos de un mes- y otra mujer fue feminizada en Nogales.
La fiesta de fin de semana siguió inalterable pese a que hasta el sur llegó la onda de violencia generada por el crimen organizado.
No muy lejos de Coatzacoalcos, en Sayula de Alemán, delincuentes y policías se enfrentaron a balazos con saldo de un muerto.
Y la agenda nahlista no varió.
Su segundo de abordo, Ricardo Ahued, también andaba en la feria.
Eso sí, el hidalguense se dio tiempo para mandarle unos gritones al senador Manuel Huerta quien el fin de semana realizó su primer informe de labores legislativas en Jalapa y Veracruz.
Para lo otro no tuvo tiempo.
Vaya en el pasado -que tanto citan los morenistas y claro antes de Cuitláhuac García- hubieran convocado a una reunión emergente de las fuerzas de seguridad para atender el asunto.
El domingo, ya en la resaca, Ahued dijo dos frases dignas de revisión -además de la mofa-.
La primera es que los delincuentes sueñan, creen y se equivocan en que se adueñarán de los centros penitenciarios.
Nadie del narco se va apoderar de su control, señaló -según reportó la prensa-.
Lo anterior es un 'déjà vu'.
Hace trece años, el expanista y luego duartista Gerardo Buganza, entonces secretario de Gobierno -el mismo cargo que ocupa hoy Ahued- dijo tajante: "en las cárceles mando yo y por eso están en orden".
El hidalguense le copió la diatriba.
Pero, ¿en realidad mandaba Buganza?
Para nada, las prisiones eran sedes de operación de los cárteles del narcotráfico.
Hoy tampoco manda Ahued y de ahí que su dicho además de retardatario se presta a la guasa.
Es una tomadura de pelo, pues.
El penal tuxpeño era -y sigue siendo- escuela y 'picadero' de los malhechores y los hechos de las últimas semanas -el motín con la masacre, el asesinato de un exdirector y los ataques con drones- no son más que recados de sus concesionarios hacía las autoridades para recordarles el trato.
Segunda frase de Ahued:
"(En este gobierno) no hay compromisos con nadie, la gobernadora llegó a poner la ley y su gabinete tampoco tiene compromisos con ningún grupo. No se oculta nada y tampoco se tolera nada".
Se escucha lindo si no fuera un dicho engaña-bobos que ni siquiera es suyo, ya la zacatecana lo había expresado la semana pasada, que no tenía pactos con el crimen organizado aunque ella tampoco es la autora de la cantaleta.
El que primero la dijo durante seis años fue su antecesor, Cuitláhuac García.
INDISOLUBLES
El exgobernador aseguraba que su gobierno no era como el de los priistas y panistas que lo antecedieron pues no tenía ningún pacto con los cárteles y ya ven que nada era cierto.
Con el tiempo se supo que hasta apadrinó al llamado Grupo Sombra y además de que fortaleció a los cárteles de Jalisco, Caborca y Noreste.
La gobernante en turno debería cuidar sus frases pues dan la percepción de que comparte narrativa falsa con García.
Lo mejor sería que en los hechos -carpetas judiciales, detenciones y enjuiciamientos- demostrara que en verdad no tiene compromisos con la mafia, ¿no creen?
Y a pesar de su intención para combatir a los delincuentes -si es que la tiene- hay versiones en los corrillos político-criminales de que no podrá romper las alianzas que el cuitlahuismo hizo con los maleantes ya que estas quedaron fijadas transexenalmente.
O sea, son indisolubles. ¿Será?
Los indicios abundan y algunos han sido materia de debate público.
El intento de la propia Nahle por minimizar el homicidio de la maestra alameña Irma Hernández y descartar al Grupo Sombra como su responsable directo es uno.
Otro, su negativa de interrumpir su pachanga de fin de semana para ponerle atención a la violencia desatada.
También la reticencia de la fiscal Verónica Hernández para señalar directamente a ese grupo delictivo del calcinamiento de nueve reos en el penal tuxpeño.
Van dos semanas que retiene información, según ella porque sigue indagando las "causas" de la masacre. Ajá.
La tuxtleca, sostenida en el cargo por Nahle, es la guardiana de los compromisos del cuitlahuismo postsexenal y su negativa a formular acusaciones concretas y emprender acciones judiciales es porque garantiza la vigencia de los acuerdos hechos por el exmandatario y el exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros -su padrino e impulsor- con aquel grupo criminal.
Suponiendo que el nahlismo no tiene -aún- pactos con el crimen organizado, pero sí los heredó y estaría obligado a respetar son los que hizo su antecesor, según la especie.
Esto explicaría las maromas a fin de no llamar las cosas por su nombre y tampoco ir abiertamente tras los que le están descomponiendo el estado.
*Envoyé depuis Paris, France.