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TEXTO IRREVERENTE | (DES)CONTROL DE DAÑOS - Es sabido que en comunicación política cualquier acción dirigida al llamado 'damage control' o control de daños debe ser lo más discreta posible...

Es sabido que en comunicación política cualquier acción dirigida al llamado 'damage control' o control de daños debe ser lo más discreta posible, hacerla pasar como un acto natural y para que se considere exitosa debe revertir la percepción negativa del político...

Por Andrés Timoteo
(DES)CONTROL DE DAÑOS
Es sabido que en comunicación política cualquier acción dirigida al llamado 'damage control' o control de daños debe ser lo más discreta posible, hacerla pasar como un acto natural y para que se considere exitosa debe revertir la percepción negativa del político, funcionario o la institución afectados.

Pero en el caso de la presidenta Claudia Sheinbaum dicha estrategia ha sido tan burda que sólo ha servido para inflamar el enojo y las burlas populares.

Un par de días después de que todo el país la vio tratando de silenciar a los damnificados que le exigían ayuda en Poza Rica -con esa seña del dedo en la boca- regresó a Veracruz para tratar de remediar la pifia.

La llevaron a El Higo donde ya no hubo gritos de reclamos sino abrazos, sonrisas y expresiones de agradecimiento.

Hasta donde se sabe, fue el gobierno federal quien preparó ese escenario controlado.

La gente que acudió fue seleccionada y hasta instruida en cómo comportarse.

Y, lo más importante, no llevaron ni a la zacatecana Nahle ni a funcionarios estatales para evitar que su sola presencia estropeara la estrategia de calmar a los pobladores.

Esa visita presidencial, la segunda en medio de la catástrofe, confirmó que Nahle es un factor de mala fama para la institución presidencial debido a su negligencia y alejamiento con los afectados.

Luego vino un tercer recorrido de Sheinbaum ahora sí acompañada por la zacatecana a la que le 'leyeron la cartilla' -como se dice popularmente- y la obligaron a mancharse de lodo su calzado para revertir la primera impresión de que no quería ensuciarse con la tragedia de la gente.

Pero como se dijo al inicio, el dispositivo de control de daños fue tan burdo que nadie se lo creyó.

Sólo hay que ver -y reírse- los cientos de 'memes' que le han hecho a las fotografías de Sheinbaum caminando en el lodo.

Por ahí los acuciosos y 'conspiranóicos' hasta detectaron que las fotos están truqueadas, que todo se hizo en un set de grabación con el famoso 'fondo verde' para el montaje de que la mandataria había caminado en sitio de la destrucción.

¿A quién creerle entonces: al gobierno que difundió las imágenes o a los teóricos del chanchullo y la conspiración?

Esa mera duda es la representación misma del fracaso en el control de daños a doce días de que las lluvias azotaron la zona norte, mataron a más de treinta personas y damnificaron a cientos de miles.

En el imaginario colectivo se tiene que el equipo de Sheinbaum no ha sido capaz ni siquiera de arreglar sus pifias comunicacionales, ya no se diga de allegar ayuda eficaz y pronta a los damnificados que es lo importante.

Aquí hay que recordar al comunicólogo aragonés Pablo Hernanz, uno de los especialistas europeos más prestigiados en este tipo de estrategias, cuando se tiene la tarea de reparar la imagen dañada de un político o gobierno:

"la labor del marketing y de la comunicación política debe ser oculta, discreta y siempre en segundo plano, de lo contrario no es eficaz, no sirve".

De Nahle no se puede decir que también falló en eso porque sus asesores ni siquiera tienen una estrategia de control de daños.

"TE PARECES TANTO A MÍ..."

Y como sí faltara una calamidad más en estas horas aciagas, el exgobernador Javier Duarte salió a la palestra erigiéndose como un estratega eficaz en la atención de contingencias meteorológicas y criticando a sus sucesores por lo que ahora está pasando en el norte del estado.

Que se lo crea quien no lo haya padecido.

Dos actitudes suyas lo retrataron en su esencia frente a la tragedia de los veracruzanos.

Una fue el 17 de septiembre del 2015 cuando pobladores de Altotonga le reclamaron que no se realizaba trabajos para despejar los caminos ni ayudaban a las familias incomunicadas.

Ahí, el desgajamiento del cerro Xaltepec provocado por los remanentes del huracán "Ingrid" había sepultado un autobús matando a doce pasajeros.

Furioso por los reclamos, el gobernante alzó la voz tratando de engrosarla -no le salió- y les gritó:

"¡Esto no es cuestión de caminos! Y luego agregó, también a gritos: "¡Bueno ya! Ahí están las maquinas",

para enseguida subirse a su camioneta de lujo e irse del lugar dejando a todos plantados. ( https://www.youtube.com/watch?v=HQA_6roGsUg ).

¿Qué le respondió la señora Rocío Nahle a la periodista Carolina Ocampo cuando le preguntó sobre la cancelación de los seguros contra daños catastróficos? "¡Esto no es cuestión de dinero!" Ah, la coincidencia-semejanza entre Duarte y Nahle es casi un poema.

Segundo acto, el 21 de octubre de ese mismo año Duarte acudió al ejido "El Sauzal" del municipio de Hueyapan de Ocampo, en la región de Los Tuxtlas, donde los lugareños le pedían acciones para evitar daños por el desbordamiento del río Caños que cada año inunda sus comunidades.

La respuesta fue una ocurrencia burlona: "Vamos a quitar el río".
Y enseguida Duarte lanzó una sonora carcajada. ¿Qué hizo Nahle como primera reacción a la pregunta de la reportera Ocampo? ¡Aventarse también una carcajada!

Sin duda que a los dos, Nahle y Duarte, les aplica aquella melodía de Juan Gabriel: "Te pareces tanto a mí/ que no puedes engañarme..."

*Envoyé depuis Paris, France.