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TEXTO IRREVERENTE | CORAJEAR Y CARAJEAR - La señora quiere dar la imagen de autoridad y termina dándola de prepotente. Y cuando cuestionan sus comportamiento se enoja. Así ya van diez meses...

La señora quiere dar la imagen de autoridad y termina dándola de prepotente. Y cuando cuestionan sus comportamiento se enoja. Así ya van diez meses con días. La zacatecana Rocío Nahle anda confundida porque corajear y carajear no son...

Por Andrés Timoteo

CORAJEAR Y CARAJEAR

La señora quiere dar la imagen de autoridad y termina dándola de prepotente.

Y cuando cuestionan sus comportamiento se enoja.

Así ya van diez meses con días.

La zacatecana Rocío Nahle anda confundida porque corajear y carajear no son sinónimos de gobernar.

Son muchas las anécdotas de ambos verbos que terminan en material prima de ‘memes’ y comentarios de articulistas.

El más reciente fue cuando frente a las cámaras y micrófonos regañó a su secretario de Turismo, el expriísta Igor Rojí porque prometió apoyos económicos para la promoción de destinos.

Nahle lo reprendió y carajeó públicamente y Roji tuvo que apechugar.

Vaya suerte del orizabeño que no pude sacudirse a los amos irascibles.

Durante años soportó esos mismo tratos despóticos y groseros de su exjefe político, el empresario Juan Manuel Diez que lo evidenciaba en público y le hacía saber que él quien mandaba en el ayuntamiento de Orizaba, a pesar de que Roji ostentaba la presidencia.

El tipo sufra el ‘Complejo de Igor’, según la novela de “Frankenstein” de Mary Shelley, siempre de sirviente y siempre acomplejado.

Ni mandada a hacer tal maldición para Roji quien primero lidió con el tiranuelo que en La Pluviosilla al que apodan “El Emperador” y ahora está uncido a la zacatecana que lo trata igual o peor.

Nahle debe entender que regañar en vitrina a sus empleados no la inviste de autoridad y que carajear no es gobernar.

Tampoco corajear o sea hacer corajes pues se enoja con todo y arremete contra todos con quienes analizan y cuestionan su administración.

Sus enemigos favoritos, ya se sabe, son los reporteros que no están en su séquito de aduladores, pero ahora incorporó a esa lista de malqueridos a los llamados ‘influencers’, los creadores de contenido en las redes sociales que acudieron a la zona norte para ayudar a los damnificados por las inundaciones y la exhibieron a ella y a su gobierno por bloquearlos y tratar de decomisarles los víveres para darles un uso partidista.

Y estos como no son ‘peritas en dulce’ les salieron respondones y documentaron tanto el desastre humanitario como el político.

Por eso ahora Nahle los detesta y les llama carroñeros y que son parte de una campaña mediática en su contra.

Lo mismo se lanza contra miembros de la oposición, especialmente del partido Movimiento Ciudadano a los que ha llegado a acusar de pertenecer al crimen organizado.

Claro, sin prueba de por medio.

Sus respuestas a los corajes que todos ellos le hacen pasar terminan en combustible para la guasa en las mismas redes sociales y las columnas de opinión.

“La que se enoja pierde”, reza la sabiduría popular y Nahle lleva diez meses con días corajeando.

Eso tampoco es gobernar.

Por sus berrinches y rabietas, la señora se convirtió literalmente en una fábrica de ‘memes’.

Todos se ríen de ella.

SOLUCIONES DE SALIVA

A tres semanas y media de que las corrientes desbordadas de los ríos en el norte de Veracruz inundaran municipios como Poza Rica, Álamo y El Higo o desgajaran cerros, destruyeran puentes y caminos en la Huasteca Alta todo sigue en el desastre lodoso.

Es falso que el norte “ya está de pie”, “que se levanta” como pregonan los funcionarios.

Sí se han realizado acciones de limpieza en algunas colonias y comunidades pero son las menos y ni siquiera han sacado el fango en su totalidad, la gente sigue anegada.

Lo realizado se reduce al retiro de basura y escombros, la reconexión de energía eléctrica y la entrega de despensas o de algunas ayudas en efectivo.

Pero la infraestructura pública y privada permanecen desbaratadas.

No hay puentes y muchos caminos continúan destruidos, las casas en la calamidad, muchas ni siquiera existen ya y la gente vive en domicilios ajenos.

No hay garantía mediano o largo plazo de la tan anunciada reconstrucción pues tampoco hay siquiera un plan serio y creíble para levantar lo tirado.

Los damnificados ahí están, no es cierto eso de que todos están atendidos y censados.

Y las únicas respuestas gubernamentales ante el futuro incierto son la saliva, las despensas perentorias y en algunos casos los sobres con unos cuantos pesos.

EL GOLPE QUE VIENE

A la par, el número de muertos sigue creciendo.

Se dice que ya alcanzaron los 37 y todavía hay siete u otro desaparecidos.

Este último dato también pone en evidencia la capacidad de las autoridades porque no tienen un esquema efectivo para localizar a esos que fueron arrastrados por las corrientes o sepultados por los aludes.

¿Alguien ha visto perros rastreadores en la zona o sonares radiografiando los derrumbes?

Nadie, los fallecidos han ido apareciendo fortuitamente, nadie los ha localizado, entonces el gobierno no tiene mérito en eso y solo queda esperar a que la naturaleza misma o el azar devuelvan a los cuerpos.

También esperar el golpazo social porque aumentarán los niveles de pobreza a mediano y largo plazo en el norte veracruzano.

Aquellos que eran de clase media y perdieron todo se volverán pobres y los que ya eran pobres serán miserables.

Así pasó hace décadas, luego de las inundaciones de 1999 y todo indica que se repetirá el espiral descendente en la calidad de vida de la gente.

*Envoyé depuis Paris, France.