Por Andrés Timoteo
CINCUENTA + UNO
La familia notiveriana está velando vísperas pues mañana es su fiesta magna, la que tiene lugar cada fin de otoño, ya pisando el invierno.
El cumpleaños de NOTIVER comparte fecha, bajo su venia y protección, con la patrona, la Virgen de Guadalupe.
Nació un 12 de diciembre, el día cúspide en la serie de apariciones marianas.
¡Y pongan al álgebra de cabeza!
Ahora mismo, cinco más uno no son seis.
¡Son 51!, los años que está cumpliendo el periódico, el tiempo en el que ha sido testigo y referencia de la vida de los jarochos.
En la numerología, el 51 es la cifra de la energía equilibrada ligada a la armonía, la libertad y la aventura.
Cierto, llevamos cinco décadas más un año trepados en esa aventura por la libertad de hacer periodismo.
La cábala, por su lado, identifica al 51 con Hahasiah, el ángel de la restauración y la sabiduría.
Igual de cierto, de eso dan fe las generaciones de reporteros, columnistas, prensistas, editores, caricaturistas, fotógrafos, voceadores y vendedores que han pasado por los talleres, redacciones y estanquillos que por ahí han pasado.
Todas pueden presumir madurez y sabiduría en eso de conocer las palpitaciones de la ciudad porteña.
Y también el pulso del estado, el país y el mundo porque el quehacer en esos 51 años ha sido ‘urbi et orbi’.
O sea, La noticia en el momento que sucede es sobre lo nuestro y sobre el orbe.
Y va de vuelta porque los jarochos, sus lectores por excelencia, y los de más que reparan en las páginas notiverianas han aprendido a conocer al diario, acopiando sabiduría con lo que publica.
Llevan más de medio siglo leyéndolo y confiándole, lo que es el mayor mayor tesoro acumulado: la credibilidad que dan a sus ediciones de papel y digital.
En algunas horas será el momento de reencontrarse y brindar por ese tiempo compartido, de ida y vuelta.
De intercambiar recuerdos y anécdotas en esta aventura.
Y de rememorar a los que ya no están, pero que nos antecedieron en la faena.
La fecha y la fiesta son la ocasión para topamos con una montaña de remembranzas, añoranzas, hazañas, resistencias, nostalgias, subidones de adrenalina, malabares para superar lo bajones y, en general, de resiliencia que nos ha acompañado.
Se trata de la vida acumulada, vista cada vez cada año cuando paran las máquinas, la reporteada y el voceo para celebrarnos con el reencuentro y la pachanga.
Los románticos dicen que el tintineo provocado por el choque de copas -o de botellas, según el caso- se oye más bello cuando se hace en familia y para dar por certificado que la misión ha sido cumplida.
NOTIVER, su gente, sus hacedores y sus lectores han cumplido cabalmente con su misión, ese circulo virtuoso del periodismo que es informar y estar informados.
Tal es el tintineo esperado cada año.
Para los de esta casa editorial, el sonido al chocar las copas es tan reconfortante como los ruidos al golpear la techa o imprimir el papel.
Y para los lectores es como el escuchar a lo lejos al voceador que grita:
¡Notiveerrrrr…!
Va, pues, un gustoso tintineo para celebrar la misión.
Un abrazo, reconocimiento y gratitud para todos los que integran la comunidad notiveriana.
Para la familia Salces Fernández-Ramírez, los que imaginaron el proyecto que hoy nos tiene convocados a hacer periodismo en libertad.
Para los compañeros reporteros que son siempre la avanzada sobre el terreno haciendo dupla con los fotoperiodistas.
Para los directivos, articulistas, moneros, editores-diseñadores, prensistas, publicistas, administradores, repartidores, vendedores y voceadores igual va nuestro reconocimiento, agradecimiento y felicitación.
Y, por supuesto, a los lectores que son pilar que sostiene toda esta aventura informativa.
Gracias por su lectura y credibilidad.
Una comunidad lectora como la que tiene NOTIVER no la puede presumir ningún otro espacio ni digital ni tradicional.
Es un lujo a presumir en estos 51 años.
Entonces y alzando la copa:
¡Salud por eso, salud por todos!
LA FE REPORTEADA
También el pueblo mexicano guarda vela por el día de Nuestra Señora de Guadalupe, una fiesta nacional aunque no esté oficializada.
Ya desde el primero de diciembre iniciaron las peregrinaciones hacia el Tepeyac y a todos los santuarios marianos, grandes y pequeños, distribuidos en el país.
Reportear el fervor guadalupano es una tarea de prensa en este fin de otoño, vísperas del invierno.
Hay una imagen de la fotógrafa Aracely López que fue publicada en el 2018 por el diario Milenio que resume en un documento periodístico esa fe del pueblo.
Aparecen dos migrantes avanzando arrodillados en la explanada de la basílica y casi los vence el peso de las efigies de la venerada que llevan a sus espaldas.
Doblados pero no quebrados avanzan hacia la que un día le dijo al indio Juan Diego:
“¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”.
Ese es el pueblo mexicano que en momentos de pesares llega, de todas partes, buscando el refugio de la madre.
En París, la comunidad mexicana celebra la misa en honor a La Guadalupana el domingo 14 en el templo de Saint-Eugène-Sainte-Cécile.
La amenizará el coro de la catedral de Puebla y el mariachi galomexicano MariaChido.
*Envoyé depuis Paris, France.
