
Por Andrés Timoteo
CINCO MESES
El sábado se cumplieron cinco meses de la desaparición del periodista Miguel Ángel Anaya Castillo crítico del gobierno municipal de Pánuco encabezado por el morenista Oscar Guzmán de Paz y nada se sabe de él.
O mejor dicho, nadie en el gobierno estatal lo busca.
Nunca lo han hecho porque están protegiendo a quien presuntamente ordenó su secuestro.
La fiscal cuitlahuista-nahlista Verónica Hernández tiene 'congelada' la carpeta de investigación y no hay ninguna diligencia ni pesquisa.
Solo para que se aquilate la importancia que el periodista desaparecido tiene para el nahlismo, el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, apenas se pronunció el pasado 23 de agosto -más de cuatro meses después del 'levantón' del compañero- y como si fuera una suerte de validador sobre el perfil de la víctima señaló dos cosas, una que sí es periodista y la otra que sí está desaparecido.
¡Lo que es evidente y que ya todos sabían! Este señor no perdona la burla.
Pero el hidalguense no quiso pronunciar el nombre del supuesto autor intelectual de la desaparición, Guzmán de Paz, solo se limitó a decir que la Fiscalía General está investigando y que no habrá impunidad.
Ajá, pues que le pregunte a Hernández Giadáns para que se desengañe.
Lo cierto es que el alcalde panuquense se jacta en privado de que la gobernante Rocío Nahle nunca lo investigará ni enjuiciará porque está en deuda con él.
Alega que aportó mucho dinero a su campaña electoral del 2024 y que todo el norte veracruzano votó por ella debido a que operó a su favor.
Por eso, unos días antes de la perorata de Ahued -quien solo tocó el tema de Anaya a insistencia de los reporteros y no porque hubiera querido hablar del mismo-, el 21 de agosto, declaró en Jalapa que "todo es una vil mentira" sobre su involucramiento en la desaparición del reportero al igual de que lo tuviera amenazado.
El tipo miente porque el gremio periodístico de Pánuco ha testimoniado sus amenazas contra Castillo a través de personeros, principalmente el comandante de la policía municipal, Emmanuel Gallegos.
La zacatecana Nahle está en deuda con Guzmán -como él mismo lo presume- por eso ni siquiera lo ha requerido el ministerio público para que declare sobre los señalamientos que pesan sobre él.
Mucho menos pisará la cárcel.
El compañero Miguel Ángel Anaya seguirá desaparecido porque hay un conciliábulo desde el poder para no buscarlo ni mucho menos encontrarlo a fin de proteger al munícipe guinda.
¿Y los de la paquidérmica Comisión de Protección -risas- a Periodistas?
En silencio cómplice.
Nada hacen, nada dicen, nada escuchan, nada atienden para no alterar el plan gubernamental de arropar con impunidad al ordenante de esa desaparición forzada.
Los consejeros están abocados al dinero.
¿Saben a qué le dieron prioridad?
A que el congreso local les autorizara la contratación de más personal para cargos que se inventaron supuestamente para atender la transparencia y acceso a la información.
"Se contará con el personal que resulte necesario", dice el documento aprobado por los legisladores que es el aval para que metan a la nómina a compadres, amigos, parientes y parejas sentimentales.
¿Saben cuántos jefes hay en la Ceap?
Además del presidente, secretario y ocho consejeros tienen veinte jefaturas.
¡Veinte para no hacer nada!
Sólo para gastarse del presupuesto y van a crear más.
No tienen saciedad.
MÁS VALE TARDE...
Veintitrés años después de que mataron al periodista José Miranda Virgen un grupo de comunicadores se pronunció por el caso.
En un evento que llamaron "Primera Jornada de Solidaridad con los Periodistas y sus Familiares" realizado el 26 de agosto le rindieron homenaje al columnista que murió quemado en octubre del 2002 luego de una extraña explosión en su domicilio.
Dijeron que era para "mantener viva su memoria".
¡Excelente!, pero, ¿y la justicia?
Todavía por ahí deambulan exfuncionarios del alemanato que en su momento fueron sospechosos de la autoría del atentado, aunque oficialmente nunca los investigaron.
Entonces, ¿que sigan impunes?
¿Por qué se tardaron más de dos décadas en hablar de Miranda?
En su momento, todos callaron hasta el propio medio donde laboraba.
Allí nunca pidieron justicia porque no les convenía.
Ahora tampoco participaron en el acto conmemorativo.
Es un fantasma que los incomoda.
Aún así se saluda la iniciativa de los colegas y representantes de organizaciones no gubernamentales que acompañaron esa jornada solidaria.
Más vale tarde que nunca.
Claro, no es reproche sino observación.
Además de que es comprensible la tardanza en este tipo de agravios.
Si han leído el libro "Pistas para narrar la memoria" que en el 2016 editó un colectivo de periodistas colombianos y en el que se ofrecen métodos reporteriles para documentar los crímenes de lesa humanidad, la gente -familiares, compañeros y demás- tiende a callar en el momento de los ataques.
A veces se requiere el paso del tiempo -años o décadas- para que pierdan el miedo, recuperen recuerdos o simplemente se animen a contar lo que vieron y oyeron.
Así de difícil es construir la memoria histórica desde el periodismo, pero hay que hacerlo.
*Envoyé depuis Paris, France.