
Por Andrés Timoteo
CAMINOS Y CASITAS
La cosmogonía ancestral marca que desde el 25 de octubre, el sábado pasado, comenzaron a llegar los muertos a territorio de los vivos.
Es más, la preparación para recibirlos comienza desde junio, según el Xantolo, con la siembra de la flor de Cempasúchil y Moco de Pavo o Flor de Terciopelo.
La plantación de las semillas debe ir acompañada del respectivo ritual porque su florescencia está dedicada a los del Más Allá.
Y el 29 de septiembre, en la festividad de San Miguel Arcángel -el que derrotó a las tinieblas y puede aluzar el camino de los muertos cuando regresan- se debe realizar la primera ofrenda del calendario xantolero.
La segunda es el 19 de julio, en la fiesta de San Lucas El Evangelista y es de frutos verdes para que tengan tiempo de madurar.
Está dedicada a los que perecieron martirizados al igual que Jesús.
El 24 de octubre se hicieron los rezos de invitación para abrir el camino formal a todos los difuntos, cada uno en su día.
El 25 llegaron aquellos que murieron súbitamente, sin lograr despedirse de sus seres queridos.
El 26 tocó a las Ánimas del Agua, esas que perecieron en el mar o los lagos pero pacíficamente, entre comillas.
El día 27 correspondió a las ánimas olvidadas, las que no tienen altar ni ofrenda ni rezos y ni quien las recuerde o reciba en el mundo de los vivos.
El 28 de octubre es la tercera ofrenda del Xantolo en pleno día de San Judas Tadeo y se recibe a los que murieron de forma trágica, violenta, enojados o atemorizados.
Seguramente en México hubo una oleada de ellos, tan solo por la violencia generada por el crimen organizado van más de 300 mil fallecidos desde el 2007, cuando inició a guerra contra el narco y desataron al apocalíptico Jinete Rojo del extermino a golpe de espada.
El miércoles 29 de octubre arribaron los ahogados, aunque a diferencia de aquellos que murieron tranquilamente cerca o en cuerpos hídricos estos son los que fueron tragados por olas y tempestades bravas.
Considerando lo anterior, habrán llegado los ochenta fallecidos por las recientes inundaciones en la Huasteca -Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí-, de ellos 37 regresaron a su destruido Veracruz.
Son las Ánimas de la Tormenta.
En aquel 1999 tras el desastre similar que azotó al norte veracruzano matando a 200 personas -fueron más, pero esa fue la cifra oficial-, en el Totonacapan marcaban con pétalos caminos para orientar a las almas hacia pequeños nichos o casitas a su vera donde ardían velas y copal, les esperaban ofrendas a esos que ya no tenían a donde llegar porque el vendaval había destruido sus hogares.
Esas casitas a orilla de caminos y calles son altares comunitarios que muestran la generosidad de los vivos que reciben a los muertos "sin importar de quiénes sean".
Los abuelos totonacas cuentan que "también hay almas damnificadas y desamparadas a las que hay que tender para que no se pierdan deambulando".
ALMITAS CHURUMBEL
El 30 y 31 llegaron los que murieron no natos, que no lograron nacer o lo hicieron sin respirar.
También los no bautizados y las ánimas de los animales.
Dicen que las mascotas muertas se aprestan a acompañar a quienes fueron sus amigos más amados y compañeros predilectos, los niños.
Si alguien tiene la dicha de ver a un cocuyo -luciérnaga- o un chupamirto -colibrí, chuparrosa, pájaro-mosca, picaflor- en esos días es porque el alma de algún familiar pequeñito, bebé o niño, lo vino a visitar.
Son las Ánimas del Aire o Almitas Churumbel, tan ligeras como bellas, las que están más cerca de Dios y juegan con los querubines.
¡Qué agrado!
Hoy, primero de noviembre, será la locura porque se dejan venir a montones todos los muertitos -más los que ya habían llegado- y a todos se les debe atender "como Dios manda".
Hay casa llena por doquier y los altares se vuelven bufets pues cada difunto elige y come lo que le place.
De ahí la importancia de que la ofrenda esté bien surtida.
Ah y no se les olvide ni se hagan desentendidos con el aguardiente, el cigarro y el puro -ni la Coca-cola ni la cerveza ni el pulque-, pecadillos permitidos una vez al año.
Mañana, domingo 2 de noviembre, es el regreso y deber irse bien comidos, bien bebidos y bien rezados.
Entonces tocará a los vivos hincar el diente a la ofrenda que resta en el altar.
¡LLEGARON LAS BRUJAS!
"Soy una bruja/ nada me asusta./ Amiga del gato/ si quieres tenemos un trato./ Bruja de puño y letra/ con pluma de ave negra./ Le bailo a la luna/ y traigo fortuna. /Amarro corazones/ y entierro pasiones.
Vuelo en escoba/ cruzando los cielos./ Sé lo que piensas/ lo que amas y odias/ ya que en las noches/ te miro y te velo./ Soy una bruja/ hago aquelarres,/ dame tu alma/ la pago en dinero/ y en ardientes amores".
Es un verso barroco y anónimo de la Dordoña francesa.
El 31, ayer, fue el Día de Brujas en el gringo Halloween que ya no es tan ajeno pues los mexicanos hicieron suya la fiesta.
No está peleada con el Día de Muertos, más bien la complementa para satisfacer gustos sincréticos.
Y en México, y Veracruz, vaya que abundan brujas y espantajos sobre todo en la política.
Y esos espectros asuntan todo el año, no solo en estas fechas.
*Envoyé depuis Paris, France.