
Por Andrés Timoteo
ADARVE MALDITO
Cuentan que el lugar está maldito y no es que se aparezcan fantasmas sino que nadie, ni los entes ni los humanos, hace presencia.
Risas.
Más aún, desde hace ocho años está cerrado porque otro anatema de los dioses aztecas le cayó encima: la "cuarta transformación" que recortó presupuestos, personal e interés para atenderlo.
El Baluarte de Santiago padece doble execración: la mística y la política guinda.
Desde que inició el régimen morenista se descuidó todo el patrimonio arqueológico e histórico del país.
En Veracruz no solo es el Baluarte de Santiago sino otros centros como el Museo de El Tajín también están cerrados o en ruinas.
La leyenda mágica dice que la maldición del adarve colonial se debe a que por varios años albergó las llamadas Joyas del Pescador, un lote de prendas de oro -brazaletes, prendedores, collares, anillos, sellos y hasta barras de metal de las que ya habían sido fundidas- que era ofrendas en los templos aztecas en la antigua Tenochtitlán.
Las saquearon los conquistadores españoles tras la caída de la capital del imperio mexica -en 1521-, las trasladaron a Veracruz y luego las pusieron en un galeón con rubo a España.
No hay certeza historiográfica de lo anterior pues no se han localizado el pecio -barco hundido- pero algunos dicen que iban en Nuestra Señora del Juncal, el navío que se hundió en 1630 frente a la costa veracruzana aunque hay quienes estiman que fue en otro barco hundido al menos un siglo antes.
¿En que se basan?
En lo que se sabe del registros del cargamento en Nuestra Señora del Juncal: entre 120 y 150 toneladas de metales preciosos, principalmente oro y planta, que en su mayoría ya estaban acuñadas en monedas y lingotes mientras que las Joyas del Pescador son artesanías, adornos elaborados.
Aún así, el hundimiento de Nuestra Señora del Juncal encaja en el mito anatémico -aunque sea anacrónicamente- que rodea a las alhajas que el pescador jarocho Raúl Hurtado encontró en 1976 pues el barco con el fabuloso tesoro fue tragado por las olas y se ahogaron sus 350 tripulantes como castigo de las divinidades aztecas.
PESCADOR CASTIGADO
Y su maldición alcanzó, tres siglos después, al mismo pescador que localizó parte de ese tesoro pues no lo disfrutó, al contrario se le convirtió en una calamidad.
Primero lo timaron los joyeros a los que les vendió parte del mismo, luego lo encarcelaron acusado de robarle a la nación y estuvo preso poco más de un año -la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo declaró inocente hasta 1979- pero durante el tiempo que pasó en prisión fue objeto de amagos y golpizas de otros reos que le exigían revelar el sitio donde tenía escondido el resto del tesoro.
Al salir del penal no le fue mejor pues siempre fue acosado por los ambiciosos que igualmente lo golpeaban y amenazaban para confesar lo mismo: el sitio exacto donde encontró las joyas y el lugar donde escondió el resto.
Hurtado murió en el 2018 en la pobreza.
Las deidades mexicas se ensañaron con él.
Luego la maldición se trasladó al Baluarte de Santiago porque albergó y exhibió durante un tiempo las pocas joyas que quedaron de ese tesoro.
Se dice que el lote era de al menos un centenar de prendas pero a Hurtado solo le decomisaron 42.
El resto se lo quedaron los joyeros que lo estafaron y que luego vendieron a terceros.
La otra versión es que los policías, jueces y políticos de aquella época se quedaron con la mayor parte.
Ahora mismo habría alhajas de ese lote en museos y colecciones privadas del extranjero.
SANTIAGO MATA-INDIOS
El Baluarte de Santiago es otra joya en sí misma, arquitectónica e histórica.
Es el último alcázar conservado de los nueve que rodeaban a la ciudad de Veracruz, los que unían la muralla protectora.
Era, claro, una instalación militar donde se almacenaban armas y municiones para repeler a los filibusteros.
Lo construyeron, según los historiadores, en la primera mitad del siglo XVII y su mismo nombre es una reminiscencia histórico-religiosa de la España medieval pues está dedicado a Santiago, el apóstol bíblico cuyos restos reposan en Compostela, Galicia, de acuerdo a la leyenda milenaria.
San Jacobo, el nombre original del apóstol, fue el emblema de la resistencia contra la invasión árabe en España, su imagen lideraba la milicia en las batallas contra los musulmanes por eso le llamaron Santiago Mata-moros y durante la conquista de América lo rebautizaron como Santiago Mata-indios.
¡Cáspita!, con ese nombre pues más se encorajinaron los dioses aztecas ya que allí fue a parar el tesoro robado de sus templos.
Por eso el fuerte está desolado y no hay para cuando lo reabran, tan solo en este año los funcionarios del INAH lo han anunciado tres veces -en enero, marzo y julio- pero ni siquiera ha comenzado su rehabilitación.
Júrenlo sin dudarlo: el régimen morenista es otra venganza de los dioses precolombinos.
¿Y las joyas portadoras de la maldición?
Desde el 2022 las trasladaron a San Juan de Ulúa -a ver si no lo alcanza el castigo de las divinidades enojadas-.
La historia y las leyendas que rodean al adarve santiagueño son también un tesoro que vale la pena saberlo y contarlo.
*Envoyé depuis Paris, France.