Por el Dr. Arturo Salas González
Hace ya muchos años, Alfonso, tuve la fortuna de conocer a un ser humano que por su capacidad dejó escuela en muchas generaciones de médicos, generales, familiares, especialistas en medicina en todas sus ramas, enfermeras, pero principalmente en la comunidad por su personalidad y su honradez.
Individuo extraordinario.
Como anécdota curiosa lo invitamos a que nos diera una conferencia en las aulas de la escuela de Medicina, donde nos formamos, sin diapositivas, ni los medios electrónicos con que contamos ahora.
Él sólo pidió un gis y un borrador y que el aula tuviese un pizarrón.
Llegó me recuerdo, vestido pulcro como era su costumbre y nos dio una soberana conferencia sobre tuberculosis, a como se estilaba en la época en que nosotros nos formamos.
Chaparrito, no alcanzaba la altura del pizarrón, por lo que le pusieron un banquito.
Y seguía, y seguía, y seguía disertando esa maravillosa forma de decir la Medicina, hasta que el clásico flojo del fondo del salón, aquel que se sienta en gayola en tono de broma gritó.
¡ ya que se baje !
Entonces empezaron los abucheos para aquel que había interrumpido la conferencia magistral.
Entonces el mismo se justificó diciendo: ¡si sigue el maestro, nos va a hacer examen!!!
Una anécdota, de las cuales hay muchísimas del señor Dr, Don Ricardo, Montes Bazán.
Hoy, la comunidad Médica toda está de luto. Hemos perdido a un señorón de la Medicina, de la cirugía de tórax, pero además hemos perdido un extraordinario ser.
Me faltan palabras para decir todo lo que quisiera que usted, Amigo lector conociese Dr. Ricardo Montes Bazán.
Nuestro respeto a su familia toda.
Descansa en paz.
Hasta la próxima
