A MIL POR HORA | - **De tu clóset a mi clóset **La pareja dispareja **Volverse mandilón **Lavar trastes en casa

**De tu clóset a mi clóset
**La pareja dispareja
**Volverse mandilón
**Lavar trastes en casa

BANDERAZO DE SALIDA: Un ejército de señoras amigas, con buena vibra, han adoptado un programa social y económico… Se llama “De tu clóset a mi clóset”… Y es tan sencillo como interesante… Más en el tiempo de las vacas flacas que padecemos… Tiempo, además, de los salarios pichurrientos… Y de la inflación descarrilada… Consiste en que cada una saca de su clóset la ropita (blusas, vestidos, pantalones y hasta zapatillas y tenis) que por equis razón dieron de baja y/o ya no los usen… Y/o tengan nuevo vestuario… Entonces, entre todas alquilan un local en un hotel… Y cada una pone su tianguis para venderse entre sí la ropita y los zapatitos… ¡Ah!, pero el gran atractivo es que tratándose de ropa en buena calidad como significa el primer requisito insoslayable, subastan la ropa a un precio barato… Incluso, baratito… Y todas salen ganando…

CURVA PELIGROSA: Por ejemplo, hay vestidos con tela de calidad y diseñados con finura y exquisitez que los venden de entre treinta a cincuenta pesos… Blusas, por ejemplo, a veinte pesos… Pantalones, a cuarenta pesos… Hacia el final de la jornada tianguera, el mejor karma y súper fario las lleva a tomarse un cafecito en el hotel-restaurante alquilado… Y el cafecito sirve para programar la próxima gran jornada de “De tu clóset a mi clóset”… Tanto éxito han alcanzado que entre ellas salió la propuesta de extenderse… Por ejemplo, llevarse a las colonias proletarias para animar y reanimar a las señoras para abrir su tianguis… Antes, mucho antes, empezaron con venderse entre ellas panes, panecillos y pastelitos… Luego, sus platillos favoritos donde son expertas, unas chef con extraordinaria sazón… Entre todas una gigantesca vibra positiva para coexistir sin envidias ni intrigas…

AUTOPISTA DEL SUR: La fabulosa historia de ellas empezó en el ejercicio cotidiano de la Zumba… Siguió en la Manualidad… Y se cerró con los desayunitos de cuatro horas… Tiempo, por ejemplo, cuando cada una aprendía a tejer y destejer ropita para niños y bebés… Chambritas… Playeritas para adolescentes… Y en cada convivencia fueron creciendo un poquito y con un gran sentido social… Durante un tiempo platicaban sobre política… Pero como la política fue sembrando discordias y hasta se gritoneaban tomaron decisión salomónica… Prohibido conversar sobre los partidos políticos y sus gobiernos y sus gabinetes y sus candidatos… Y entre menos se ocupan de las tribus políticas, mucho más dichosas y felices… Y si alguna por ahí comete un desliz, entonces, de manera respetuosa le hacen la observación y convocan al silencio y la discreción…

AUTOPISTA DEL NORTE: A propósito, la más alta expresión de la liberación femenina se alcanza cuando la pareja (el marido, el amante) se vuelven mandilones… Y convertirse en mandilones significa, entre otros hechos y cositas, lavar los trastes y barrer y pasar jerga en casa… Y luego, hacer el mandado con la despensa en el mercado popular y la plaza comercial… Y al mediodía, poner los tenedores en la mesa… Y servir los platillos a la familia, incluidos a los invitados en caso de… Además, sin rezongar… Y con una sonrisita de alegría y satisfacción… Sin tales logros, la liberación femenina constituye una comedia, un reality-show, una farsa… Y cuidado si hay protestas masculinas, pues el productor cinematográfico, Harvey Weinstein, acaba de ser otra vez condenado por un abuso sexual pendiente… Y en las marquesinas acusan al galanazo Michael Douglas de misógino…

RECTA FINAL: Y sólo como recordatorio, en el siglo pasado la mamá de Fidel Herrera Beltrán le dijo cuando agarró camino a Xalapa y la Ciudad de México para su desarrollo político: “Hijo, no tengo fortuna para heredarte… Pero te daré un consejo: nunca pelees con una mujer porque significa pelear con doscientos hombres al mismo tiempo”… En el primer día del Festival de Salsa en Boca del Río, una pareja dispareja llega al café… Ella, de piel blanca, blanca, sin llegar a güera… Él, de piel morena, morena, llegando a negra… Ella, fina, finita… Él, un rostro común… Ella, metida en el celular… Él, tratando de formar plática… Y quizá ella hasta contestando con monosílabos… Ella, vestida con un conjunto de blusa y pantalón color guinda, casi marrón… Él, camisa blanca y pantalón negro, como si estuviera de luto… Ella y él sólo tomando un lecherito… Ella, unos 30 años de edad… Él, de entre 35 a 40…

META: Ella, camino al baño luciendo cuerpo delgado y casi como la chica de Ipanema con bamboleo sabroso… Él, esperándolo con paciencia… Ella, regresando a la mesa y al celular… Y él, mirándola y sonriendo… La mitad, digamos, de una sonrisita forzada… Ella, tomando fotos al café, y él tan paciente como Job… Ella, con una cabellera larga, larga, negra, negra, deslizándose sobre el pecho y la espalda… Él, corte de pelo “con casquete” como los soldados… Ella, dueña y soberana del tiempo y el espacio… Él, encaramado en el vértigo de su tiempo… Ella, a las trece horas del viernes, la única mujer guapa, bonita, atractiva, en el café… Y él, honrado con su compañía… La pareja dispareja, lista para bailar salsa durante tres días de cara al Golfo de México y con la brisa marina de la tarde noche… Un amigo dijo: “Al festival llegan muchas mujeres así y uno enloquece”… (lv)