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¡MAZÓN DIMITE. UNA LECCIÓN VALENCIANA PARA MÉXICO!

Ningún político es indispensable. Ninguno debería creerse intocable. Algunos -muy pocos- todavía conservan la decencia suficiente para reconocer que fallaron y dan un paso al costado. En España...

¡MAZÓN DIMITE. UNA LECCIÓN VALENCIANA PARA MÉXICO!

MADRID. (Agencias).- Ningún político es indispensable.

Ninguno debería creerse intocable.

Algunos -muy pocos- todavía conservan la decencia suficiente para reconocer que fallaron y dan un paso al costado.

En España acaba de ocurrir algo que en México parece ciencia ficción: el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, presentó su renuncia.

Tardó, sí, un año desde la tragedia provocada por la DANA -la depresión atmosférica que inundó el sur de Valencia y dejó más de 200 muertos-, pero al final lo hizo.

Y -¡milagro!— lo hizo sin culpar a nadie más, sin buscar chivos expiatorios dieciocho años atrás, sin decir que “la culpa es del neoliberalismo” ni de “los de antes”.

Mazón admitió: “Fue un fallo mío, no por mala fe ni por cálculo político”.
“Sé que cometí errores y viviré con ellos toda mi vida”.

Un político que reconoce errores en público.

Eso, en México, es casi tan raro como encontrar honestidad en los contratos del Tren Maya.

Los valencianos celebraron no porque la tragedia haya terminado -las pérdidas humanas no se reparan-, sino porque la sociedad civil logró algo que parecía imposible: hacer caer a un gobernante por su ineptitud.

Sin incendiar edificios, sin romper cristales: con protestas constantes, con argumentos y memoria.

Tardaron un año, pero lo lograron.

Giro de la Perinola

(1) No se pide una invasión ni se desea una intervención.

Pero sí urge una presión social constante y pacífica, como la que logró la dimisión de Mazón.

México no necesita mártires ni discursos huecos: necesita gobernantes capaces de asumir errores.

Y si no los hay, ciudadanos capaces de obligarlos a hacerlo.

(2) “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”.

Recordatorio para Palacio Nacional.