
Por: Edgar Ochoa/ NOTIVER
Los méritos del “Toro” rumbo a Cooperstown.
Fernando Valenzuela continúa acercándose al Salón de la Fama de Cooperstown.
El “Toro” dejó una huella imborrable en el beisbol de Grandes Ligas.
Su histórica campaña de 1981 lo catapultó a la élite del pitcheo.
Ese año conquistó el Premio Cy Young, un logro sin precedentes para un mexicano.
Además, fue nombrado Novato del Año, consolidando el fenómeno de la “Fernandomanía”.
Valenzuela también fue pieza clave en la Serie Mundial, logrando una victoria esencial.
En 1990 escribió otra página dorada con su juego sin hit ni carrera.
A lo largo de su carrera fue elegido seis veces al Juego de Estrellas.
Sumó 31 blanqueadas, una cifra que refleja su dominio desde la lomita.
También registró 113 juegos completos, muestra de su durabilidad y temple.
Su legado trascendió más allá de los números, inspirando generaciones enteras.
Los Dodgers honraron su impacto retirando su icónico número 34.
Hoy, su nombre vuelve a sonar fuerte entre los inmortales del beisbol.
Tomateros y Charros protagonizan par de peleas en LMP: ¿Qué fue lo que pasó?
La rivalidad entre Tomateros de Culiacán y Charros de Jalisco vivió una noche explosiva.
Dos conatos de bronca marcaron su tercer duelo de la serie en rol regular.
Todo comenzó cuando Luis Payán golpeó a Ramón Ríos con un cambio de 88 millas.
Ríos reaccionó molesto y amagó con encarar al lanzador, vaciando las bancas.
Aunque parecía que el conflicto quedaría ahí, la tensión solo aumentó.
En la quinta entrada, Payán volvió a golpear a Ríos y el caos estalló.
El toletero de Culiacán corrió hacia el montículo, pero fue detenido por el receptor.
Ambos cayeron al suelo y las bancas se vaciaron nuevamente.
El pleito se extendió desde la lomita hasta el jardín central.
Empujones y golpes se apreciaron claramente en la transmisión.
Tras varios minutos, el juego se reanudó y los Tomateros dominaron.
Culiacán ganó 9-4, barrió la serie y se metió de lleno en la pelea del standing.